Blogia
Desde mi escaño

Los antiprogreso, contra el puerto de Granadilla

Los antiprogreso, contra el puerto de Granadilla

Hoy, sábado, 12 horas, en la plaza Militar, se congregaron todos aquellos que están en contra del progreso de Tenerife y del Archipiélago canario. Hoy se escenificó un nuevo episodio de la desvergüenza de cuatro falsos ecologistas, arropados por algunos estomagos agradecidos que viven a costa del esquilmado y raquítico presupuesto de la Universidad de La Laguna y por algunos miembros del PSOE, un partido que vive en la esquizofrenia permanente al tener que cambiar de opinión según el foro o el pleno en el que se encuentre. Toda esa turbamulta de amantes de los sebadales se reunió para oponerse a la construcción del puerto de Granadilla, a pesar de que ha quedado más que patente que sólo se perdería un porcentaje mínimo de esa especie botánica marina, pero, evidentemente, se trata de impedir que salga uno de los tantos proyectos que hay pendientes en la isla. Después de dos décadas largas aún está lejos de concluirse el llamado anillo insular, una obra esencial para mejorar las comunicaciones entre el norte y el sur de Tenerife, pero, esto les va a sonar, los ecologistas también se han negado a cualquier alternativa de las propuestas.

Pero bueno, volviendo a lo que nos ocupa, el puerto de Granadilla, vuelvo a reiterar que no veo los motivos por los cuales esta infraestructura ha contado con tantos problemas a la hora de acometerse. Además, ¿no decían los pseudoecologistas del pañuelo palestino que había que esperar a los dictámines de la Unión Europea y del Gobierno de España? O mucho me equiovoco, o creo que dieron vía libre a la ejecución de los trabajos en esa zona que, perdónenme ustedes, no deja de ser un secarral tremendo y, hasta la fecha, nadie se había preocupado por su estado de conservación. Vamos, si tanto valor ecológico tiene, ¿por qué aún nadie ha tenido la brillante idea de establecer visitas guiadas para que todos contemplemos esa maravilla de la madre naturaleza en plena costa del sur de Tenerife?

Al final, como ya ha sucedido en otras ocasiones, perderemos mucho tiempo en tanto debate y tanta manifestación. ¿Se acuerdan ustedes de lo que pasó con el tendido eléctrico? Pues eso, al final tuvo que venir una tormenta tropical que tumbase literalmente un ya de por sí desvencijado sistema de torretas para ponernos, nunca mejor dicho, las pilas y tomarnos las cosas en serio. E insisto, sabemos que vivimos en una isla y ello, necesariamente, conlleva ser conscientes de que estamos ante un territorio limitado y que tenemos que saber preservarlo y no hacer bestialidades, sobre todo porque tenemos que dejarle una herencia valiosa a nuestras generaciones venideras, pero la construcción del puerto industrial no supone la destrucción de los fondos marinos granadilleros, ni mucho menos.

Todas estas pegas, estas movilizaciones pancarteras me recuerdan bastante a lo que sucedió en su momento con la Vía de Ronda en La Laguna, que presenta varios puntos negros para la circulación. Ahora dicen que la culpa la tuvo un ímprobo funcionario que metió la pata hasta profundidades abisales y que colocó la infraestructura donde no debía. Mira que uno se ha encontrado con argumentos falaces y falsos, pero éste, sin duda, es el mejor. Señores pseudoecologistas y socialistas cobardes, no se parapeten en esas afirmaciones. Ustedes saben perfectamente que esa carretera tiene ese recorrido tan peligroso por su culpa, por estar todo el día dale que dale con la vega lagunera. Por favor, no vengan con discursos plañideros y llorones. Esperemos que al final, independientemente de sus pancartas y vociferaciones, el puerto de Granadilla salga adelante. Lo merece Tenerife y Canarias.

1 comentario

Lewis Rogers -

El puerto de Granadilla se ha convertido en una especie de torero de campanillas: tiene la misma cantidad de detractores que de defensores. Los primeros hacen mucho más ruido que los segundos, pero no significa por ello que tengan más razón. Como no comprendo muy bien tanta controversia, he dicidido pasarme a la mayoría silenciosa. Ésa que todo lo ve, pero que igualmente no se posiciona, aunque en un momento determinado podría desequilibrar la balanza. Parece la postura más coherente si no tiene usted interés en la infraestructura. No ganaré nada con que lo construyan ni tampoco con que no se lleve a cabo. Así que...