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Desde mi escaño

Fin a la dictadura de los horarios comerciales

Fin a la dictadura de los horarios comerciales

Luis de Miguel o Coreco, que ambos vienen a ser lo mismo, tienen que estar temblando con la entrada en vigor dentro de unos meses, concretamente en enero de 2010 de la directiva de liberalización de servicios de la Unión Europea (UE), conocida como Bolkestein. Al jefe de los pequeños y medianos empresarios del comercio en las Islas le tienen que estar entrando sudores fríos y calientes a partes iguales dado que el monopolio sobre los horarios que siempre se ha impuesto en Canarias a las grandes superficies empieza a tocar a su fin, a Dios gracias.

Europa, al igual que sucede en Estados Unidos o en otros países del continente americano, ya sea en el ámbito sudamericano o centroamericano, empieza a darse cuenta de que es vital para el sector productivo y para la creación de puestos de trabajo que se deje libertad de horario a los establecimientos sean del tamaño que sean. Lo que ha venido sucediendo en el Archipiélago, honradamente, ha sido de actitudes caciquiles a más no poder, retorciendo incluso el marco legal para lograr, fíjense ustedes, que pueda abrir en Santa Cruz de Tenerife el Mercado de Nuestra Señora de África, pero en cambio evitar por todos los medios que abra el Corte Inglés y superficies comerciales anexas. Se buscó y se rebuscó hasta dar con una distancia concreta que dejaba fuera, por muy pocos metros, a esos grandes almacenes y hipermercados de la zona de influencia para poder abrir los domingos y festivos que no estuvieran recogidos en el calendario autonómico y local.

Pero, insisto, esto se ha acabado, bueno está a punto de finalizar. A partir de 2010 todos competirán en igualdad de condiciones en cuanto a la posibilidad de aperturar los festivos que deseen. Hasta la fecha, y se puede demostrar y constatar fehacientemente, los pequeños comerciantes han cerrado porque se iban a pasar los días de asueto con la tranquilidad de que el pez grande no iba a comerse la clientela. Directamente, el dueño de este mar comercial cogía y ponía barreras a los buques (las grandes superficies) para que no esquilmaran los fondos marinos hasta el lunes siguiente y que los pescadores de caña y de barquilla (el pequeño y mediano comercio) pudieran tener su flujo normal de clientes a la vuelta de su merecido descanso. Es decir, no habrá perjuicio alguno si a partir de ahora los domingos los tinerfeños queremos ir al Meridiano, al Centro Comercial Santa Cruz, a La Villa o las grandes superficies de La Laguna. Si ellos, los pequeños, no han querido abrir no que abran otros, lo normal es que ahora no eleven el tono de las críticas. Pero lo harán.

¿Y por qué creo que los pequeños comerciantes pondrán el grito en el cielo? Porque siempre han sido, salvo contadas excepciones, unos vividores de tres al cuarto en lo tocante a los descansos. Nadie niega que trabajan a tope, que se desviven por sacar negocios familiares que, a veces, les cuestan más de un disgusto, que no siempre consiguen llegar a fin de mes, pero ellos siempre han vivido felices mientras no había competencia. La inexistencia hasta bien entrada la década de los 90 de grandes superficies comerciales les ha hecho imponer horarios dictatoriales. Cerraban a mediodía, abrían a las 17 o 17.30 horas, los sábados en la tarde ni se molestaban en abrir las puertas del establecimiento. Pero esa vida feudal, sin problemas de competidores, se acabó. Ahora hay que adaptarse a los nuevos tiempos y mientras en otras regiones españolas como Madrid llevan años acostumbrándose a esta cierta libertad comercial, aquí nos pilla el toro. Pero esta vez no podrán pedirle cuentas al Gobierno regional de turno. La norma viene de Europa y con la UE, sobre todo con fondos de por medio, no se juega.

1 comentario

Máximo Medina -

He oído y leído en muchas ocasiones que ampliar el horario comercial no es sinónimo de mayores ventas, sólo de mejor oportunidad para el consumidor de adquirir un producto. De Europa ya estamos acostumbrados a ver que sólo vienen medidas liberalizadoras, pero ninguna de protección y mucho menos de unidad a la hora de llegar a acuerdos que tengan que ver como finalidad con los trabajadores. Salario mínimo continental, ni pensarlo, mismo despido para todos los comunitarios, ni pensarlo, un horario igual para todos, pero qué estás diciendo. Es decir, la UE sólo dicta medidas que no gustan a la mayoría de sus miembros, aunque luegos las acaten, dependiendo más de políticas de conveniencia que de realidad pura y dura. Además, la directiva Bolkestein llega en el mejor de los momentos, cuando el consumo en España ha bajado cerca de un 10%. ¿Creen que abriendo a todas horas se venderá más? Pienso que no, porque depende más de dinero que de ganas. Incluso, la libertad es tan grande que los horarios están encuadrados en una ley para evitar exceso. Aquello de te pago ocho horas, pero me trabajas doce. En resumen, todo lo que viene de Europa no es bueno. Algunas cosas, como ésta, nocivas.