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Desde mi escaño

La eternidad reside en el Barranco de Santos

La eternidad reside en el Barranco de Santos

¿Qué pasa con determinadas obras en Santa Cruz de Tenerife que parecen prolongarse más en el tiempo que el Monasterio de El Escorial? Diariamente, uno suele pasar dos o más veces por el Puente Serrador y no deja de sorprenderse por la tardanza en abrir la infraestructura que está justo debajo y que serviría a un número ingente de conductores para ahorrar tiempo y no tener que rodear gran parte del cauce hasta llegar a la zona de los edificios de cristales espejados. Sé, evidentemente, que ese tipo de puentes precisa de una serie de pruebas de carga, sobre todo teniendo en cuenta el disparate que se hizo al vaciar el interior de uno de los pilares de la arcada del Serrador para dar cobijo a un restaurante-terraza-bar-discoteca. Supongo que habrá cierto temor a que el tránsito de vehículos pudiera dañar aquello y ya son bastantes las mediciones que fin de semana sí y fin de semana también se hacen en la parte posterior para valorar el impacto. Pero vamos, que es que ya llevamos más de un año con aquello casi terminado, pero no acaba de abrirse al tráfico.

Pero sí la apertura de este puente es lenta de desesperarse, ya ni les hablo de los trabajos faraónicos del viario del barranco de Santos. Esta obra sí que es el summun de la tardanza humana. Primero, el comienzo de los trabajos, allá por finales de los años 90, luego un largo parón por problemas financieros de la primera empresa que acometió los trabajos y ahora, después de retomar las laboras, sobre el 2003/2004, lo cierto es que vemos gran parte finalizada, pero volvemos a lo que sucede con el susodicho puente, que aquello, aunque parezca terminado, aún no está operativo. Es verdad que algunos pequeños tramos anexos se han abierto, como en el barrio de Salamanca o en La Salud, pero en realidad los viandantes hemos podido observar circulando a más de un coche (y no precisamente de la obra) que, imagino yo, tendrá la patente de corso para ahorrarse los atascos y semáforos que el común de los mortales debe aguantar diariamente en las horas punta.

De verdad, no intento acusar a nadie en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y sé que cierto trabajos llevan un tiempo de ejecución prudencial, pero cuando hay infraestructuras que llevan meses finalizadas y que no se abren al tráfico por vaya a saber usted qué cuestiones burocráticas o de otra índole, lo normal es empezar a sospechar que hay otra serie de intereses. Afortunadamente, la Ley Electoral prohíbe taxativamente que se produzcan inauguraciones durante la campaña (ya pasó cuando se tuvo que inaugurar el tranvía seis días después de los comicios del 7 de junio de 2007), así que no sé a qué se espera para darle los últimos retoques a estas vías y que los santacruceros y quienes llegan a nuestra ciudad puedan disfrutarlas. Vamos, que obras más complejas y de mayor fuste se realizaron en Las Palmas de Gran Canaria y el tiempo de ejecución fue mucho menor, por lo que no entiendo qué sucede en nuestra capital tinerfeña en ese aspecto.

1 comentario

Máximo Medina -

Es difícil saber lo que sucede con esas obras que no es que sean tan faaónicas como el Auditorio, pero tienen también su corazoncito y, a la vez, una utilidad enorme para un gran número de conductores, que se ven obligados a tragarse todos los semáforos habidos y por haber para poder llegar al barrio de La Salud. No quiero meter la pata y lo mismo hay algún tramo que no está aún concluido, pero por todos los sitios que he mirado parece estar preparada para descongestionar el tráfico en ese eje que forma la rambla de Pulido y General Mola (a la que le han cambiado el nombre y no sé cuál es el nuevo). Descartado el electoralismo, sólo nos quedan la empresa que ejecuta los trabajos y los permisos y burocracia del Ayuntamiento. Entre ellos anda
el juego de ping pong. Deberían aclararse y abrir la vía
cuanto antes mejor.