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Desde mi escaño

Ecolojetismo selectivo

Ecolojetismo selectivo

O no les ha dado tiempo a llegar o, sinceramente, no tenían dinero para costearse el viaje. Y eso siendo bien pensados. Porque si uno empieza a retorcer la realidad, comienza a imaginar que, en realidad, el gravísimo accidente ecológico que se produjo en el Golfo de México y que está suponiendo la extracción diaria de más de 40.000 barriles de crudos no tiene importancia para los ecolojetas de turno. De una u otra manera, en los Estados Unidos ahora manda el nunca errado Obama y no tiene culpa de que una plataforma petrolífera fallase en sus prospecciones y empezara a derramar líquido contaminante como su no costara. Otra cosa hubiese sido en la costa gallega, con un barquito llamado Prestige y con José María Aznar como presidente. Entonces sí, entonces vendrían ONGs ecologistas hasta de Corea del Norte, con gastos pagados y vida a todo tren.

 

Y es que, una vez más, los hechos desmontan los discursos almibarados, falsos, hipócritas y de triple cara, si me apuran, de unos personajes que se nos bombardearon hasta la saciedad con su Nunca Mais, con un desastre ecológico de dimensiones bíblicas (olvidando lo sucedido tres lustros antes con el Mar Egeo) y exigiendo responsabilidades y dimisiones a diestro y siniestro. Pero es más, cada cierto tiempo, una vez solventado el primer trámite, el de las ayudas a los pescadores y mariscadores, determinados grupos de ecolojetas concitaban la atención de los medios informativos para hablarnos y magnificarnos la presencia de unas furtivas galletas de fuel. Sí, fue una situación tan extremadamente delicada que a día de hoy, en la costa gallega, no hay ni rastro de los efectos del Prestige.

 

Porque además, miren ustedes, aquí no se trata de aplaudir o criticar la acción o la decisión de un Gobierno, en este caso del PP, que tuvo que elegir entre lo malo y lo peor. Cuando los socialistas de hoy, por ejemplo, tildan de insolidarios a los populares por no apoyar al partido en el Gobierno con el tema de la crisis económica, habría que refrescar la memoria de más de uno cuando los Blanco, ZParo, Pajín y un largo etcétera no dudaron en parapetarse tras la pancarta azul y negra de Nunca Mais.

 

Evidentemente, y volviendo al inicio de mi reflexión, será deseable que los Estados Unidos, que para eso se bastan y se sobran a la hora de solventar los problemas (Yes, they can), puedan cortar de raíz este accidente ecológico, pero también hubiese sido plausible que todos aquellos ecolojetas que brotaron como setas en la costa gallegas también tuvieran tiempo, dinero (y ganas) para viajar hasta el Golfo de México a echar una mano.

1 comentario

Máximo Medina -

Desde hace años el ecologismo es una opción política y como tal actúa cada vez que se acercan unas elecciones. El ecologismo europeo, por ejemplo, nos asusta con las circunstancias apocalípticas que amenazan el planeta. Pero ese discurso en EEUU no tiene el menor valor, porque allí nadie cree en pajaritos preñados y bastante tienen con sobrevivir cada día a los problemas de subsistencia que tienen. El ecologismo es verde y bonito, pero busca, antes que nada, atesorar presupuestos para llevar adelante su vocación. Si no hubiese dinero, cosa corriente en estos días, pues buscan influencias cercanas al poder. ¿Cuál es su fuerza? El aparato mediático que suele acompañarles y que además queda hasta bien. Da buena imagen. El Nunca Mais, por otro lado, no tendría sentido en EEUU, más que nada porque cuando allí tienen un problema buscan su solución inmediata sin pararse a debatir nada. El Estado afectado se une al federal y aquí paz y en el cielo gloria. Aquí, no obstante, habría que dividir las competencias. Supónganse un vertido en Santa Cruz. Por un lado el Ayuntamiento, por otro el Cabildo, más allá el Gobierno de Canarias y al final la Subdelegación del Gobierno. Cuando se pongan todos de acuerdo aquello ya no tendrá solución. En USA, en cambio, el Gobierno federal se hace cargo de insistir a los responsables que lo arreglen. Porque, ésa es otra, el culpable no es otro que la compañía que regó de oro negro todo el mar. En esta parte del mundo quizás no tendríamos claro ni quién fue el que tiró el petróleo al mar. ¡Ah! Y los que no fueron al Golfo de México sería porque no estaban subvencionados, que si no...