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Desde mi escaño

Incongruencias

Incongruencias

España, lamentablemente, se ha convertido en un país donde manda el mal sobre el bien, el disparate sobre la razón, la indecencia sobre las buenas formas o la vagancia congénita frente al esfuerzo y la dedicación. Estos principios podemos aplicarlos a lo que le ha sucedido a un policía nacional que recientemente, había recibido la Medalla al Mérito Policial por su intervención en un suceso, y que ahora ha sido condenado ahora por el Tribunal Supremo por ese mismo acto, al entender que cometió un delito de tentativa de homicidio al disparar a un sospechoso, lo que implica su expulsión definitiva del Cuerpo.

La noticia, publicada por varios medios de comunicación y que extraigo literalmente de El Mundo reza que “La familia de V.M.B.C., agente de la Comisaría del distrito de Tetuán de Madrid, está recabando apoyos para pedir su indulto ante el Gobierno, después de que el Supremo haya ratificado la sentencia condenatoria dictada por la Audiencia Provincial de Madrid en 2009, ha informado el sindicato Unión Federal de Policía (UFP), que se ha sumado a esta iniciativa. El agente es considerado autor de un delito de tentativa de homicidio con el atenuante -pero no eximente- de legítima defensa, y por ello ha sido condenado a pagar una multa de 24.000 euros a la víctima, a 15 meses de prisión, que no llegará a cumplir, y a 15 meses de inhabilitación especial, lo que supone su expulsión definitiva del Cuerpo Nacional de Policía.

Al conocer esta sentencia, el abogado del agente presentó un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional solicitando su rehabilitación en el cargo, y ahora la familia está recabando apoyos para solicitar su indulto ante el Gobierno, que según ha destacado es el mismo que le concedió, unos meses después del suceso, la Medalla al Mérito Policial, con distintivo blanco, por la misma actuación por la que ahora se le condena. El suceso ocurrió el 22 de marzo de 2007, cuando el policía ahora condenado y un compañero comenzaron a perseguir a un hombre que había cometido un robo, quien trató de arrollar al segundo agente, por lo que V.M.B.C. continuó la persecución en solitario y finalmente disparó al huido, que llevaba un serrucho.

La familia destaca que el policía condenado se acercó al huido después de que éste colisionara con un edificio y le ordenó en repetidas ocasiones que saliera del coche, pero éste se abalanzó contra el agente con un arma dirigida al cuello, poniendo en grave peligro la vida del policía, por lo que éste trató de repeler la agresión mediante un disparo dirigido a la mano en la que portaba el arma".

Es decir, al final no sólo no se va a castigar a una persona, en este caso un delincuente con más de 30 actos delictivos en su expediente, sino que encima a quien se va a sancionar (y además a perpetuidad) es a un agente de la ley, a alguien que ha cumplido con su deber y que encima sólo empleó el arma en defensa propia y tratando de causar el menor daño posible. Esto es España. Luego, eso sí, nos ponen las brutalidades de los Estados Unidos como algo demencial. Y miren, claro que hay agentes que se exceden en su cometido y en sus potestades, pero en ese país, como en otros, hay un respeto hacia sus policías. Aquí no, empezando por un Gobierno que les ningunea, que les traiciona y que, visto lo visto con este funcionario de la Policía Nacional, no tiene reparo en que sea suspendido de por vida. Mientras, probablemente ahora, el presunto delincuente estará cometiendo su trigésimo primera fechoría.

2 comentarios

Miguel T. -

Qué lamentable! Condenamos a los que nos defienden. Hasta donde va a llegar esta democracia que lleva confundiendo tantos años libertad con libertinaje. Aqui, y perdonen la expresión, se nos pide "poner el culo" en aras de la tolerancia y la convivencia, porque los delincuentes tienen sus derechos, y no sólo tenemos que respetarlos y defenderlos, sino también renunciar a los nuestros y pagar por defender nuestra vida, como hizo el ejemplar policía de este lamentable caso. Basta ya de confundir las cosas, porque siempre ha estado claro (o en mis tiempos lo estaba) donde está el bien y donde el mal.

Máximo Medina -

Si fueran otros tiempos diríamos aquello de que para una vez que un policía actúa como Dios manda, va un tribunal y no sólo lo juzga sino que lo condena a abandonar el Cuerpo donde ha prestado sus servicios. Si cumplir con su deber se penaliza con mandarlo a su casa, qué pensarán el resto de compañeros del condenado. Probablemente que sería mejor hacer lo que se pueda y si el presunto delincuente escapa, pues mejor que mejor, que así seguro que no habrá sanción de ningún tipo. Volvemos a lo mismo de siempre: las leyes están mal promulgadas o en su defecto mal redactadas, con los cual los abogados defensores, en la comisión de su trabajo, no sólo consiguen la absolución de sus clientes, sino que incluso lograr incriminar a los agentes del orden. Los políticos le dan una medalla por su acción, los tribunales le condenan a tener que dejar su trabajo. Está claro que aquí hay alguien que está fallando. Y no por poco, sino más bien se han pasado tres pueblos y alguna que otra capital de provncia.