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Desde mi escaño

Pensión gaseosa y natural

Pensión gaseosa y natural

Mola esto de ser progre. Puedes hartarte de lanzar mensajes del estilo de todo para el pueblo, pero al final tú, socialista de chaqueta de pana, eres el único que acabas enriquecido de por vida. Es más, hasta si quisieras, podrías renunciar tranquilamente a tu sueldo vitalicio como ex presidente de Gobierno y que asciende a la bonita suma de 80.000 euros, céntimo arriba, céntimo abajo.

Y sí, de acuerdo, hay otros ex jefes del Ejecutivo, como José María Aznar, que están percibiendo minutas importantes por la presidencia de FAES o por impartir conferencias, pero nunca se le ocurrió al ex líder del PP ir como un Mesías de baratillo por todos los rincones de España ofreciendo esa falsa igualdad que nos prometía, por consiguiente, Felipe González. El que iba a acabar con los ricos es ahora tanto más creso que ellos.

Ahora, el mandatario que consintió, respaldó y encubrió la guerra sucia contra la ETA, el creador de los GAL, la equis del abecedario y de la política española, se va a llevar la nada despreciable cifra de 126.000 euros por ser consejero independiente de Gas Natural, empresa a la que, casualmente, favoreció para la compra de Enagás, ¡fíjate tú qué cosas! Total, que entre un concepto y otro, se llevará 200.000 euros brutos que, en concepto neto, estará por encima de los 120.000 euracos de vellón, amén de otros provechosos negocietes del señor González Márquez.

Y es que no hay que dejar caer en saco roto que el ex dirigente socialista es uno de los gemólogos más apreciados a escala internacional, mantiene excelentes relaciones con grandes magnates sudamericanos y sus ingresos no han ido dejando de crecer anualmente. Esa es la igualdad que prometía el caballero González, ser igual, igual que los que tienen por castigo una cuenta corriente con más de cinco o seis ceros a la derecha (como mínimo).

Lo curioso del caso es que todos aquellos que, por ejemplo, pusieron a caer de un burro a gente como Zaplana por irse a Telefónica con un contrato sustancioso bajo el brazo, son los mismos que ahora callan cuando un ex presidente del PSOE no para de incrementar su patrimonio económico, la señora ex vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, entra en el Consejo de Estado con un sueldazo de agárrate y no te menees o el ex ministro Solbes cobrando no sé cuántas pensiones por sus diferentes cargos aquí y en Europa.

Insisto, es demencial que estos políticos, sean de la tendencia que sea, tengan que percibir una pensión más que pornográfica por menos de dos legislaturas de mandato. Como señala mi buen amigo Máximo Medina, lo que no puede ser es que a la gente de a pie nos quieran forzar a jubilarnos a los 67 años y encima hacernos el cálculo de la pensión sobre los últimos 15 años y estos grandes prebostes legislando sobre lo que, precisamente, no les afecta a ellos.

1 comentario

Máximo Medina -

Rigurosamente cierto y además es irrebatible, porque estamos ante un hecho. Los políticos legislan sobre nuestras pensiones, sin preguntarnos a nosotros, claro, mientras que sus ingresos siguen al margen en pueblo, vamos que se los ponen ellos mismos. Nos piden sacrificios, pero ellos, como representantes de la soberanía popular, no protagonizan ninguno. Así, no es de extrañar que haya algunos diputados y senadores tengan garantizada una pensión máxima (no una del montón, qué va), incluso antes de cumplir los cuarenta años. ¿Se puede permitir esto en un país en el que se pretende recortar las pensiones de los que sí las han cotizado hasta un 30%? La respuesta debería ser no, pero los hemos nos llevan hasta un irremisible sí. Además, incluso han hecho cuentas y el ahorro sería de 10.000 millones para el Estado. Si al final es esto, dinero, ¿por qué no se busca otra solución vía impuestos? Estoy seguro de que si a un trabajador le preguntan si desea pagar más para mantener su pensión tal como está ahora, contestaría de forma afirmativa. Pero es que no pintamos nada en este asunto. Sólo ellos deciden sobre nuestras vidas... sin tocar las de ellos. Faltaría más. De prejubilados del propio Estado o de grandes corporaciones empresariales, mejor no indicar nada, porque no si no la indecencia puede alcanzar límites más que reprobables. Lo que más me cabrea es que hagamos lo hagamos terminarán haciendo lo que les parezca. Para eso tendrán economistas de sobra que nos explicarán aquello de que lo hacen por nuestro bien. Y el de ellos, añado yo.