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Desde mi escaño

Indiferencia china...pero no la única

Indiferencia china...pero no la única

Nadie a estas alturas creo que puedan desconocer el bochornoso y vergonzante episodio de lo sucedido con la niña china, esta pobre chiquilla de apenas dos años de edad que es brutalmente atropellada y rematada por una furgoneta primero y un camión después y entre medias casi 20 viandantes ven el cuerpo tirado y no hacen nada, como si se tratase de un papel arrojado a la vía pública. Las protestas a nivel mundial se multiplican a cada segundo porque no se tolera esa insensibilidad y no es que nos lo cuenten, es que los vídeos abundan en la red para que seamos testigos directos del comportamiento vil, sucio y rastrero de quienes atropellan físicamente, pero también de quienes lo hacen desde un plano moral.

Es verdad, y eso es algo que tampoco debe de hurtarse a la opinión pública, que en China se ha dado un fenómeno curioso, que personas que han auxiliado a otras que se encontraban en una situación sumamente delicada han tenido que acabar pagando la factura de los gastos médicos porque los familiares de estos no querían que se les atendiese. Así de simple y llano, pero también de tenebroso y kafkiano.

Por supuesto, esas imágenes de la niña atropellada tienen que servir para crear conciencia, pero no sólo en las autoridades y en la sociedad china. Lamentablemente, aquí, en este santo país llamado España, tampoco podemos convertirnos en apostolados del buen ejemplo. ¿Quién no recuerda, por ejemplo, aquella brutal paliza que le daban a una menor ecuatoriana en el metro de Barcelona ante la pasividad de varios pasajeros? Pues eso no se produjo en tiempos inmemoriales, sino en 2007 y también fueron unas imágenes que dieron la vuelta al mundo.

Lo que verdaderamente me causa terror y pánico es que lo del atropello de la menor china sea simplemente una gota de agua en un mar de indiferencia, que se vivan episodios de este calado a diario y que no sean recogidos por ninguna cámara que pueda hacer de testigo mudo para el resto del mundo. Es más, posiblemente, máxime conociendo como se las gastan los liberticidas chinos, lo que acabará aconteciendo es que al dueño de la cámara de vídeo que grabó las imágenes le caiga un puro de padre y muy señor mío. Y es que, al igual que sucedió en 1989 con la plaza de Tiananmen, al Gobierno comunistoide no le gusta que las malas noticias salgan del país y ya sabemos que aparte de la censura, pueden meter tijera a ciertos acuerdos empresariales si así fuera preciso.

1 comentario

Máximo Medina -

Un grado más, este caso, del nivel de irracionalidad a que ha llegado el ser humano, sea chino o de cualquier otro país del mundo, que haberlos, vamos que si los hay.