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Desde mi escaño

Fraga: Luces y sombras

Fraga: Luces y sombras

España pierde a una de sus figuras más emblemáticas en el panorama político. La muerte de Manuel Fraga significa decir adiós a una parte fundamental de nuestra historia, a un hombre que, con sus aciertos y sus errores, fue clave para que este país diese un salto importante hacia el aperturismo, que empezásemos a ser considerados internacionalmente en los estertores del franquismo.

Cierto es que a Fraga siempre se le podrá poner en el debe cierto autoritarismo, hoscos modales, relaciones políticas nada recomendables con la dictadura cubana, pero también es verdad que nunca ocultó su manera de moverse por las pantanosas aguas de la política, que todos sus encuentros mas polémicos, esos halagos con Fidel Castro, por ejemplo, siempre tuvieron luz y taquígrafos.

Manuel Fraga era, ante todo, un personaje peculiar, capaz de cortar una entrevista cuando creía que el periodista estaba más pendiente de conseguir una respuesta al uso de sus intereses, a lograr un titular histriónico en el diario de la mañana siguiente que de las respuestas que le daba el político. Tampoco olvidara cierto redactor como fue echado con cajas destempladas por llegar unos minutos tarde a una entrevista. Así se las gastaba el colérico gallego.

Pero es verdad que Fraga, lejos de ambicionar ser presidente al precio que fuese, dio por bien empleadas las dos derrotas con el PSOE de Felipe González y dio un paso al costado. Eso si, durante mas de tres años Génova 13 fue un polvorín, con Vestrynge, Herrero de Miñón o Hernández Mancha peleando por el sillón de mando.

Posiblemente su último gran acierto fue no aceptar la dimisión de Aznar en 1990, puesto que seis años después, bingo, fue presidente del Gobierno de España. Y es que Fraga pasara también a la historia por aquel: "Aquí no hay ni tutelas ni tu tías", dando claramente a entender que el partido pasaba a las manos de ese entonces modesto y apocado chico de Valladolid.

2 comentarios

Máximo Medina -

Fraga fue de ese tipo de políticos que ya no se estilan en España. Autoritario, fiero defensor de sus ideas y con más sentido común que mil políticos de los actuales. No es que coincidiera en nada con su forma de proceder, pero había algo de su persona que me agradaba: le importaba un pimiento la imagen, algo tan de moda hoy en día. Fraga fue el último de una casta ya extinguida en España, donde más que tenerle respeto, muchos le temían. DEP.

E. Vinent -

Buen artículo, ante todo, nada partidista para lo que la larga vida de Fraga dió de si. Más sombras que luces sobre su ancha figura y el reconocimiento indudable de que formó parte de la historia de nuestro país, aunque no siempre en el lado más positivo. Llegado el momento de su descanso, muchos tambien descansarán pero no olvidarán. Mi respeto como ante todo ser humano que fallece y como ofrenda...mi silencio.