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Desde mi escaño

Peter Lim...pia el Valencia y lo deja peor que una falla quemada

El Valencia es una falla. El conjunto ché, colista de la Primera División Española, acaba de darle el finiquito a Pako Ayestarán tras cuatro jornadas disputadas. Es tal el grado de esquizofrenia que se ha instalado en la entidad de Mestalla que, pese a que se le había comunicado al preparador que aún le quedaba un crédito de dos partidos, los de esta misma semana, al final le han dado la boleta a menos de 48 horas de recibir al Alavés. De momento, Voro se hace cargo del club, pero ya se busca a un sustituto.

El Valencia parece haberse imbuido del espíritu del gilismo que tanto daño hizo en el Atlético de Madrid, con la diferencia de que el dueño del club, Peter Lim, no dice ni media, pero ejecuta las decisiones desde Singapur como quien se bebe un vaso de agua. Ya hay quien hace ingeniosos juegos de palabras y asegura que el propietario del conjunto blanco es Peter Lim…pia todo lo que puedas del Valencia y mándate a mudar o, mejor dicho, quédate en tu casa y que sea una presidenta de paja la que se encargue de quemar el club como si fuese una falla.

Ya en la primera jornada de Liga recuerdo que entrevistaba Juanma Castaño (COPE) a Ayestarán y éste aseguraba que ni Alcácer ni Mustafi estaban en venta…y a los pocos días se confirmaba la noticia de que ambos dejaban Mestalla junto con un André Gomes que  ya llevaba algunas semanas en el Barcelona. En definitiva, a Lim, el futuro del Valencia le preocupa menos que el cultivo del olivo en Corea del Norte.
Peter Lim ha conseguido hacer del cuadro levantino un auténtico despropósito y no sería descartable que este año se acabe bajando a Segunda División. El plantel, confeccionado a base de retales, no tiene conciencia de lo que defiende, se han traído a jugadores que perfectamente podrían jugar ahí como con el Granada o el Celta de Vigo. Pero no es culpa de ellos, sino de Lim, de su presidenta de paja y, especialmente, de ese maestro de las comedias de enredo llamado Suso García Pitarch.

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