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Desde mi escaño

Sergio Ramos y su mala cabeza

Es un excelente futbolista, pero cuando le sale la vena y el espíritu de las 3.000 viviendas, aunque haya nacido en Camas, se convierte en una persona que demuestra no sólo lo poco agradecida que es a su club de origen, el que le dio la fama, el Sevilla, y quien le permitió irse al Real Madrid. Sergio Ramos, en ese sentido, parece hermanado con Piqué, otro que en cuanto habla o hace un gesto más allá de una demostración de alegría acaba empañando toda buena actuación.

El camero, hace sólo unos días, desataba toda la inquina de los aficionados sevillistas al celebrar de una manera nada ortodoxa el penalti que suponía el 3-2 en el partido de vuelta de la Copa del Rey jugado en el Ramón Sánchez Pizjuán. Encararse con los Biris, los hinchas más violentos del Sevilla, sólo se le puede ocurrir o a un ignorante o a Sergio Ramos, que para el caso casi que viene a ser lo mismo.

Ya en primer lugar, el defensa madridista actúa mal porque, en primer lugar, le da valor a lo que puedan soltar unos fanáticos que, en el mejor de los casos, son unos descerebrados de tomo y lomo. Segundo punto, Ramos mete a toda la grada norte en el mismo saco y mientras los Biris serán mil o mil y pico, el resto son aficionados que se han gastado la pasta y que no tienen porque aguantar las veleidades y los malos modos de un jugador que a lo que tiene que dedicarse es a darle patadas al balón y lo que salga de la grada a él le tiene que traer al fresco. Para eso ya hay unos comités que sancionarán al Sevilla si procede.

Y claro, como cuando siempre que se escupe hacia arriba te acaba cayendo en la cabeza, y en este caso nunca mejor dicho, a Sergio Ramos le cayó la penitencia de ser él quien permitiera la remontada del Sevilla cuando perdía por 0-1 frente al Real Madrid. Pasaba ya el minuto 87 cuando un testarazo magistral del merengue ponía el 1-1 en el luminoso. Lo que pasó después, ya lo conocen, un error del empanado y sangre horchata del Madrid, Benzema, y el Sevilla logrando un triunfo que deja la Liga nuevamente abierta. Y mira que lo dicen las madres, que calladito estás más guapo. Pero Ramos, ni por esas.

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