El Supremo arregla parcialmente el desaguisado educativo
El Tribunal Supremo sentenció ayer que los alumnos de primero de Bachillerato no podrán dejar más de tres asignaturas para poder pasar de curso. La decisión viene a darle un golpe sin piedra y palo a la ministra de 'Heducación' (que es lo que venía sobreimpreso en letras de plata cuando tomó la cartera de Ministerio de manos de la ViceVogue), la señora Mercedes Cabrera, quien había propuesto que los estudiantes tendrían derecho a acceder al nivel siguiente con, incluso, cuatro suspensos. Sí, claro, y después, me dirá usted cómo esos chicos y chicas (de nuevo me obliga la Ley de Aído) iban a manejarse al año siguiente. Evidentemente, la calidad de la enseñanza a usted, cómo no podía ser de otra manera, le trae al pairo. Lo que importa es demostrar que los estudiantes van acercándose a la Universidad, aunque sea a costa de que los sufridos catedráticos y doctores de las facultades tengan que mesarse los cabellos al comprobar tanta ineptitud a la hora de plasmar sobre el papel una simple reseña.
Obviamente, la medida adoptada por el Supremo sólo viene a corregir en parte el desaguisado que había cometido el Ministerio de Educación. Y es que se vuelve al sistema de tres materias suspensas. En mis tiempos, algo más de tres lustros (¡cómo pasa el tiempo!) uno no podía pasar de curso con más de dos asignaturas pendientes. De hecho, sé de algún profesor que casi abogaba por dejarle cateada una tercera materia para que, en primer lugar, consolidase mucho mejor el nivel que no había demostrado poder pasar con solvencia y, evidentemente, para no chocarse con un muro al año siguiente. Quien suscribe este artículo, puede dar fe de que el paso de tercero de BUP a COU con las Matemáticas y la Física del curso anterior supuso un sobreesfuerzo brutal. Al final lo saqué todo, Selectividad incluida, pero el machaque mental fue de campeonato, sobre todo en junio. Es como estos equipos de fútbol que juegan la Intertoto o la previa de la Champions. Tener trabajo pendiente del año pretérito, a medio plazo, acaba pasando factura. En los estudios, también.
Por eso, sería conveniente que en ningún nivel educativo, pero mucho menos los que están ya más cercanos al acceso universitario, se permita pasar con más de una o dos materias suspensas. Habrá quien piense que hay casos y casos y que algún alumno puede tener un mal año, por distintos motivos, y que al siguiente puede redimirse. Ya, pero la ley no puede hacerse a la medida individual, además, en ese supuesto, ya actuaría de oficio el propio centro, que valoraría la conveniencia o no de hacer una excepción, sobre todo si hablamos de estudiantes brillantes que, por enfermedad, se han perdido gran parte del curso, pero tienen dotes sobradas para sacar adelante todas las materias.
Es necesario y primordial, por tanto, que desde el Ministerio de Educación se vuelva a un nivel de exigencia lo suficientemente fuerte para que, en primer lugar, los estudiantes sepan que no se puede vagear durante ocho meses y luego, con un poco de suerte, sacar un cinco pelado, y, lo segundo y quizá más importante, para preparnos adecuadamente y que podamos ser competitivos en el seno de la Unión Europea. No tenemos que conformarnos con el hecho de que los estudiantes de otros países acaben ocupando puestos de trabajo en España por estar mejor formados, sino que hay que ser ambiciosos y pensar que nuestros alumnos pueden competir en las mismas condiciones y terminar desempeñando funciones laborales en cualquier país de la UE. La ministra Cabrera, sin embargo, sigue con sus ensoñaciones y piensa que con EpC, Educación para la Ciudadanía, todos nuestros problemas formativos están resueltos. Hombre, mientras sea para formar parte de los casi cuatro millones de desempleados...no habrá que estrujarse excesivamente el cerebro.
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Lewis Rogers -
Máximo Medina -