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Desde mi escaño

Blanco y la neurona abortada

Blanco y la neurona abortada

El vicesecretario general del PSOE, el ínclito José Blanco, ese que tiene un ático ilegal en plena costa gallega, ha vuelto a sacar la lengua a paseo a colación de las manifestaciones y concentraciones celebradas la pasada semana en defensa de la vida y en contra del aborto libre e indiscriminado que pretende llevar adelante la ministra de la Igualdad (y de la muerte, digo yo), Moriana, Bibiana, perdón, Aído. Asegura este personaje que la Iglesia sólo se pone delante de las pancartas, que saca a la gente a la calle cuando gobiernan los socialistas. Y, pregunto yo, ¿no será precisamente que haya que salir a protestar por las medidas totufas e ideas descerebradas que se les suelen ocurrir, amén de intervenciones con premeditación, alevosía y casi nocturnidad que suelen realizar en bancos y cajas de cuyo nombre no quiero acordarme?

Pues, señor vicesecretario y pelotilla oficial de ZParo, le diré que la Iglesia, personalmente, no ha convocado a nadie. Sólo se postula, como organización social que es, sobre una cuestión candente, excluyendo, eso sí, a prelados de baja calaña como el rastrero de San Sebastián, Juan María Uriarte. Pero, independientemente de eso, ustedes respetan muy poco la voz de la calle, al menos los de aquellos que discrepamos de su manera de hacer política. Decía Zpinocho que él jamás gobernaría en contra de lo que le dijeran los ciudadanos. ¿A qué espera entonces? Sí, ya sabemos que le traen a ustedes al pairo éste y otros problemas. Aquí lo que prima es seguir creando leyes absurdas, gobernando para una minoría, pero estoy convencido de que las hijas de Zapatero, caso de que se quedasen accidentalmente embarazadas con 16 años, no creo que abortasen. Es más, estoy seguro de que sus solícitos progenitores evitarán que se sumen a esas bacanales finessemaneras que se organizan en cualquier rincón de nuestra ciudad, ¿me equivoco?

Otra cosa, no le extrañe que en cualquier momento el aquí firmante se sume a la propuesta de las organizaciones Hazteoír y Derecho a la Vida de meterle a usted una demanda por aseverar que nos oponemos delante de la pancarta al aborto, pero que por detrás, cuando nadie nos ve, vamos corriendo a una clínica abortiva. Hay que tener mucha jeta para soltar esas palabras y no mover un sólo músculo facial. Por cierto, parece que le revienta que durante la época del PP se cometieran abortos. Sí, estoy de acuerdo que los populares deberían de haberle metido mano a esas pseudoclínicas, empezando por la del doctor Morín y terminando con la que existe en el municipio tinerfeño de Tacoronte, pero no mezcle usted 'concetos'. Bien sabe que los abortos practicados nada tienen que ver con la ley de libertinaje que ustedes proponen. Antes, eran los centros los que se estaban jugando el cierre por cometer una ilegalidad, ahora son ustedes los que dan carta de naturaleza a esa aberración. Es muy distinto, se ponga como se ponga usted o Ana Martínez, la del horno y el bollo.

1 comentario

Lewis Rogers -

Decir, como muchos propagan por ahí, que el aborto es un derecho es cuando menos un asunto cuestionable, porque a la vez se podría preguntar si también es profiláctico. Incluso en algunos casos podría ser una necesidad, pero ¿un derecho? Política y sanidad deberían estar bien separadas, de hecho la primera no parece nada higiénica, pero que sea una cuestión de 'igualdad' es esperpéntico. En un asunto tan espinoso que no se puede generalizar. Cada vida es un mundo y lo importante en esta materia es erradicar dos supuestos: le mero capricho (que puede haberlo por cuestiones más de estética que de ética) y los negocios de las clínicas que se dedican a este menester. Al paso que vamos toda Europa acabará abortando en España. Más que nada porque en su país de origen no hay tanta permisividad. El aborto debería ser utilizado como una herramienta, no como un fin. En la naturaleza la interrupción del embarazo sólo ocurre por accidente. Y, por descontado, no trato de comparar animales con seres humanos, aunque en muchos casos convendría.