¿Actitud cicatera del Estado con el desempleo?
El Gobierno de España, a través del Ministerio de Trabajo, está mandando comunicaciones a algunas empresas a las que se les ofrece determinadas bonificaciones, siempre y cuando apueste por la contratación de personas en situación de paro, pero con el condicionante de que deben ser aquellas que estén percibiendo el subsidio de desempleo. Esta afirmación no la hago yo, sino que me la transmite un conocido que tiene una empresa de seguridad en Tenerife y que esta semana ha recibido un fax en el que se detalla esta información. Obviamente, por razones recurrentes, no desvelaré la fuente, pero sí que diré que el enfado que tenía esta persona era bastante evidente, enojo que indudablemente comparto porque la noticia, a priori positiva, encierra una clara intención del Estado de querer ahorrarse todos los euros posibles, empezando por los de aquellos trabajadores que, por circunstancias de la vida, se han quedado ahora sin ocupación.
Lo que no puede ser de recibo bajo ninguna circunstancia es que el Estado prime a la empresas por contratar a personas que están cobrando el paro. Digo yo, puestos a solventar el drama que viven cerca de cuatro millones de ciudadanos, que lo normal es priorizar a aquellos trabajadores en sequía laboral que ahora mismo ya no ven un sólo euro al haber consumido toda su prestación. De acuerdo que estamos en crisis y que el Gobierno debe dar ejemplo de austeridad y de saber apretarse el cinturón, pero no tiene sentido pretender darle una prima al empresario y querer ahorrarse la de los parados con derecho a la prestación. Al final, lo único que parece interesarle al Ejecutivo de ZParo es que no haya que dar dádivas a los empleados y, por cierto, con la anuencia de los sindivagos, digo sindicatos, que siguen bastante alejados de lo que está pasando en España.
Desde luego, no sé si al final el Gobierno se atreverá a plantear esta propuesta a nivel general, pero el sobreaviso que me ha proporcionado este amigo deja bien a las claras cuáles son las intenciones de un presidente que presume de izquierdas y de apostar por las políticas sociales, pero que, a la hora de la verdad, está tratando a la clase trabajadora mucho peor que esa derecha rancia, retrógada y caduca a la que era más fácil montarle algaradas callejeras por mucho menos de lo que está pasando ahora. Es más, el Ejecutivo de José María Aznar, tras la huelga general del 20 de junio de 2002, fue capaz de rectificar, retirar el famoso decretazo y, además, destituir al ministro que había impulsado la medida, el hoy alcalde de Burgos, Juan Carlos Aparicio. Por eso me hace gracia cuando algunos hablan de la inflexibilidad del PP. Llevamos cinco años de socialismo y el paro, Dios nos libre, se ha duplicado en este tiempo. Sólo falta que le echen la culpa a los inmigrantes que, por otra parte, dada la falta de oportunidades laborales, están regresando a su tierra. Más les vale, porque aquí las vamos a pasar canutas.
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Máximo Medina -