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Desde mi escaño

Forofismo político

Forofismo político

Los políticos de gestión mediocre, que menos luces que una mina abandonada, suelen tener un afán de protagonismo exacerbado. Tanto es así, que al final acaban dando la nota vayan donde vayan y digan lo que digan. En España tenemos ejemplares de esta calaña a punta pala, pero en especial se está saliendo de la tabla Miguel Ángel Revilla, presidente de la Comunidad Autónoma de Cantabria. Al peculiar personaje, ese que siempre llega al Palacio de la Moncloa en un taxi cargado de sobaos pasiegos y anchoas, no se le ha ocurrido ahora mejor cosa que escribir una carta de apoyo a los aficionados del Sporting de Gijón donde asegura que el cuadro asturiano es su segundo equipo, después del Racing de Santander, claro, y afirma taxativamente que harán todo lo posible el domingo para derrotar al Getafe y, por tanto, contribuir a que los de El Molinón conserven la categoría y, de paso, que los del sur de Madrid bajasen a Segunda. Es más, de no ser porque este domingo se celebra en la capital cántabra el Día de las Fuerzas Armadas, el señor Revilla precisa que se hubiera desplazado hasta Gijón y apoyar desde el estado a los astures frente al Recreativo de Huelva.

Desde luego, por parte de este político de tres al cuarto no se puede meter más la pata ni contribuir en mayor medida a enrarecer el ambiente de cara a la decisiva fecha del domingo. Para empezar, los gijoneses, ganando ellos, se olvidan de otros resultados, con lo que, independientemente de lo que hiciera el Racing, no había necesidad de comprometese hasta tal punto. Después, ¿se ha percatado usted que acaba de convertir el encuentro frente al Getafe en un partido de alto riesgo? Asimismo, acaba de poner poco menos que en tela de juicio la profesionalidad de unos jugadores que, según usted, sólo se dejarían las pestañas sobre el terreno de juego por salvar el cuello de sus vecinos de Gijón. Insisto, a los de Preciado no les hace falta ninguna ayuda extra, siempre y cuando hagan sus deberes, algo que tampoco parece complicado, puesto que se miden a un recién descendido, el Recreativo de Huelva. Además, indirectamente, acaba usted también de despreciar a los otros conjuntos que están metidos en el baile de la permanencia, Osasuna, Betis y Valladolid. Bonito recibimiento le harán a su club en dos de esas tres ciudades el año que viene, siempre y cuando la lógica se imponga y sean verdiblancos y vallisoletanos los que se jueguen el cobre el próximo domingo.

Lo que está claro es que cuando deporte y política se entrelazan, al final siempre sale perdiendo el primero. A quienes tienen que gestionar y administrar una ciudad, una región, una comunidad o un país deben mantenerse al margen de ciertos forofismos. Se entiende que el deporte debe tener su atención, pero siempre alejado de actitudes forofistas. El hecho de ser presidente de una comunidad autónoma no le da licencia para anunciar apoyos a equipos de otras lindes a costa de perjudicar los intereses de terceros. Desgraciadamente, hoy las cosas pueden ir bien, pero dentro de un año igual las tornas cambian. Hay que tener amigos hasta en el infierno o, siendo más prácticos, evitar hacerse enemigos, así se vive mucho mejor. Pero claro, cuando a un personaje de esta índole le dan un cargo siendo su partido el tercero en las elecciones, muy por debajo del ganador, el PP, y también del segundo (y socio al fin y al cabo), el PSOE, suelen ocurrir estas disfunciones. Dios quiera que el domingo no suceda nada fuera de lo normal, pero Revilla ya ha prendido la mecha, esperemos que la cordura y el sentido común eviten que la llama llegue hasta la carga de la dinamita verbal colocada por este sujeto.

1 comentario

Lewis Rogers -

Políticos mediocres, con menos luces que una noche sin luna y con corte de Unelco y además haciéndose notar por algún que otro disparate. Es la definición más coherente de demasiados gestores públicos salidos de las urnas. Es lo que tenemos y el voto no nos permite cambiarlo sino cada cuatro años. Un político en el fútbol es como un pez tomando el sol, es decir fuera del agua, y al no estar en su elemento cualquier cosa es posible. Con las suspicacias que se presentan cada final de temporada, mejor estarían callados.