Invasión imprudente
El CD Tenerife se ha podido meter en un problema gordo por culpa de unos cuantos aficionados (seguramente encima de esos que sólo han acudido al estadio cuando el viento soplaba a favor) que saltaron el pasado domingo al campo de juego una vez concluyó el partido frente al Castellón. A pesar del llamamiento que se había realizado desde distintos medios de comunicación sobre la existencia de un apercibimiento de multa y/o cierre del Heliodoro Rodríguez López tras producirse invasiones del terreno al finalizar los choques ante la UD Las Palmas y el Xerez, a muchos de estos descerebrados (no se les puede calificar de otra manera) no tuvieron mejor cosa que hacer que saltar como posesos al césped, incidencia que fue recogida en el acta por el colegiado y que, mucho me temo, tendrá su consecuencia. Esperemos que de caer alguna sanción, que no pase de lo meramente económico. Ya sería triste tener que jugar el primer partido de la reentre en Primera lejos del feudo capitalino.
Luego nos quejamos muchas veces de vicio de la intolerancia de los seguritas en los recintos deportivos, pero está claro que a veces es preferible la contundencia a que te acaben cerrando el estadio por culpa de unos inconscientes que no ven más allá que el momento de exaltación. Y no, no quiero decir con esto que haya que estar pegando y luego preguntando, pero sí mostrarse firme ante un papanatas que hace la gracieta de tirarse al campo y luego las consecuencias tiene que afrontarlas el club. Y menos mal que en esta oportunidad no se captó a ningún miembro de Coalición Canaria cortando a navaja las redes de la portería, tal y como sucedió en Gerona. Vamos, ya lo que nos hubiera faltado. Y sí, la navaja no sería de él, pero me da lo mismo. La razón y el sentido común tienen que dictarte que, si ocupas un puesto de relevancia en un tagoror, lo normal es que te abstengas de hacer algo que te puede perjudicar. Ya se sabe, si eres conocido, todo lo que hagas se multiplicará por diez, ya sea bueno o malo.
No obstante, esperemos que la Federación Española haga, entre comillas, la vista gorda y que todo lo circunscriba a la excitación del momento, sobre todo porque no sucedió nada grave. De todas maneras, y es una sugerencia sin coste alguno que le hago a los rectores del CD Tenerife, para la próxima vez que haya que celebrar algo aprendamos de otros equipos y montemos una especie de fin de fiesta dentro del estadio con actuaciones musicales, fuegos artificiales o lo que quieran, incluso como colofón permitir a los aficionados que salten al césped, pero ya fuera de lo que es el mismo postpartido. Sabemos como funciona el ente federativo y el doble y triple rasero que aplica con determinados clubes. Si eres el Barcelona, te permiten hacer de todo, tirar botellas, cabezas de cochino, retirarte de una competición sin que luego haya castigo posterior, etcétera, etcétera, pero a un recién ascendido, como se pongan a ello en la Federación, le hunden en la miseria y no sería la primera vez que en la máxima categoría nos toca jugar en campo e isla ajena por tener clausurado el estadio, aunque esta vez, pregunto yo, ¿en el caso de un cierre podríamos jugar en Tíncer?
2 comentarios
Lewis Rogers -
Juan Moreno -
El problema radica en el coste que esto supone a los equipos insulares (Mallorca, Tenerife, Las Palmas), a los que no les es lo mismo trasladarse de una isla a otra que si la sanción fuera en Sevilla, como le ocurrió al Betis, que con una guagua o un tren se pueden mover a cualquier lugar. Por tanto, la Federación perjudica aun más a los equipos insulares, y este agravio es superlativo para los canarios, que ya sabemos que se endeudan cuando suben a 2ªB y deben viajar todo el año a muchas zonas alejadas. Podemos hacer un repaso de los últimos equipos canarios que han ascendido a esa división y cómo han bajado enseguida, resultando su economía en una situación desastrosa cercana a la quiebra.
Por otro lado, es denunciable la pasividad de la seguridad contratada en el estadio y la de los Cuerpos de Seguridad del Estado, en este caso la Policía Nacional, que no hicieron lo más mínimo para impedir la invasión, aun sabiendo lo que iba a ocurrir. En otros partidos, como contra Las Palmas, la cantidad de efectivos contratados para el evento era muy superior precisamente para evitar comportamientos de este tipo.
Por último, todos sabemos de quién es la culpa: de los niñatos e irresponsables que saltaron al campo cuando por megafonía se había avisado del apercibimiento de cierre y se pedía que no se invadiera el terreno de juego. La mayoría no son tinerfeñistas, sino payasos excecrables que buscan cualquier excusa para montar su particular fiesta que ocasiona grandes trastornos para los verdaderos hinchas, para los abonados y seguidores asiduos. Seguramente los que hicieron esa estupidez no son abonados, y si lo son, el club debería tomar duras medidad al respecto: no es posible que una afición que ha sido premiada como la mejor de España no pueda ver el primer partido en el Heliodoro (ojo como toque un Barça o un Madrid) por la acción de unos retrasados mentales que dicen ser del Tenerife, pero con sus acciones demuestran lo que le interesa el fútbol y el club al que han perjudicado.