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Desde mi escaño

Abascal, la idea clara de España

Abascal, la idea clara de España

El presidente de la Fundación para la Defensa de la Nación Española, DENAES, Santiago Abascal, estuvo recientemente en Tenerife para dar a conocer la organización que preside desde hace algunos años. Lo importante, sin embargo, no fue conocer en sí lo que es DENAES, sino ver como en España aún quedan personas que tienen una clara idea de lo que es nuestra nación y que no tienen trabas mentales a la hora de defender la patria. Abascal, al igual que otras muchas personas, es consciente de que España está amenazada, pero no por una hipotética revuelta armada, sino por algo peor, la existencia de grupúsculos, apoyados por la clase política, que en comunidades como la catalana, la vasca o la gallega han ido creando un conglomerado desde las escuelas donde a los niños se les adoctrina, nunca mejor dicho, en la idea de que España, como nación, no existe. Pero no crean que se hace de un modo tan abierto, nada de eso. La educación en esas comunidades (maldita la hora en la que se cedió tanto techo competencial a las autonomías) se preparada de una forma más bien taimada, sin que se note, pero que vaya calando poco a poco. Al final, en muchos libros de texto la palabra España casi aparece de manera residual, como un ente extraño al paisaje, cuando debería de ser todo lo contrario.

Evidentemente, a estas alturas de la película, no vamos a desmontar el estado de las autonomías, entre otras razones porque resultaría costoso, pero sí que es cierto que habría que empezar a articular un sistema por el que determinadas cuestiones, como es la educación, estuviera supervisada por el Estado. Algo así intentó hacer el Gobierno de José María Aznar, pero enseguida se le echaron todas las partes implicadas encima. Es mucha la bicoca que hay en esa materia, como en otras, para que las comunidades devuelvan parte de ese techo competencial logrado hace años. Eso sí, luego vienen los lamentos al ver como en unas regiones el fracaso escolar es moneda de uso común, mientras que en otras zonas, invariablemente, las calificaciones de gran parte del alumnado son de notable/sobresaliente.

Desde luego, España, en gran medida, sufre esa amenaza del panfilismo, del aquí no pasa nada, aunque te puedan tildar de facha por el simple hecho de llevar la bandera española dibujada en una camiseta o en una pulsera. Pero, señores, vamos a ver, ¿dónde se supone que vivimos? Pues entonces, lo que no es normal, por ejemplo, es ir presumiendo por la vida de llevar la camiseta del Ché Guevara o el pañuelo palestino, símbolos muy progres, pero pertenecientes a movimientos que, por otra parte, tuvieron y tienen muy poco de democrático. Más bien todo los contrario. Es más, fíjense ustedes si este Gobierno actual quiere hacer ver que España es algo ajeno a los demás que no hace sino insistir en sus campañas (de lo que sean) con el latiguillo de Gobierno de España, situándonos e igualándonos por lo bajo con las comunidades autónomas. España necesita de personas como Santiago Abascal, un político capaz de decir las cosas como son y propugnando la unidad de los dos grandes partidos frente al cortoplacismo y egoísmo de las fórmaciones de ámbito regional o local.

1 comentario

Máximo Medina -

Las señas de identidad nos dicen quiénes somos y también quiénes no podemos ser. Quizás por ello aquel viejo adagio de un economista que indicaba de "Estados Unidos no hagas lo que ellos te dicen, haz lo que ellos hacen". Sin embargo, en España tenemos un 'problema' entre las autonomías y el Gobierno central. Madrid pretende fiscalizarlo todo y las nacionalidades le echna pulsos por doquier. Al final, entre tanta pelea la casa se queda sin barrer y encontramos vacíos que nadie pretende llenar. Eso hace que la nación de naciones se convierte en un batiburillo que al final nadie entiende. Con lo fácil que es estar cada cual en su sitio.