Financiando...la independencia
Cataluña, como no podía ser de otra manera, se lleva más del 34% de los 11.000 millones de la financiación autonómica que otorga a manos llenas el Gobierno de España. A pesar de las reuniones que Rodríguez Zapatero, Salgado y Chaves mantuvieron con las comunidades autónomas en las que se prometió un exquisito equilibrio en el reparto, siempre de acuerdo a las necesidades de cada una de ellas, al final han sido los catalanes los que, bajo la amenaza de hacer estallar la legislatura por los aires, se llevan la parte más grande y magra del dinero estatal. Y encima, de postre, anuncian que eso es el primer paso para reivindicar la independencia. Sí, y dos piedras.
Desde luego, no es sorprendente que Cataluña se lleve esa morterada de millones y apenas deje poco más de 7.000 para que sean distribuidos entre el resto de las 16 autonomías, amén de Ceuta y Melilla. Los independentistas de Esquerra tienen cogido y bien cogido (ustedes ponen por dónde) a Zapatero y le dijeron bien claro que había para ellos una partida muy por encima de la media estatal o no había nada que hablar de aquí al 2012. Y no crean que los nacionalistas ¿moderados? de Convergencia y Unió iban a servir de sostén al presidente español. De eso nada, también buscan lo mismo que ERC, pero actúan igual que el PNV, esperan que otros muevan el árbol y ellos a recoger las nueces.
Evidentemente, con un panorama así, si tuviéramos una clase política con la suficiente altura de miras, en especial la de aquellos dirigentes de los grandes partidos estatales, léase PP y PSOE, seguramente hoy nos estaríamos ahorrando este perpetuo chantaje perpetrado por politicastros provincianos, carentes de grandes metas, salvo presentarse ante sus conciudadanos con una acuerdo ventajoso de financiación y pidiendo al mismo tiempo la independencia. Vamos, eso es como el hijo que se quiere marchar de casa con 14 años, pero pide una millonada por largarse del hogar. Oiga, así cualquiera.
Lo normal sería que se estableciera un pacto de confianza entre las dos grandes formaciones, pero al mismo tiempo me surgen dudas más que razonables sobre ese hipotético pacto. No hay más que fijarse en el espejo vasco. Apenas han pasado dos meses desde que Patxi López alcanzara la lehendakariza gracias al apoyo de Basagoiti (PP) y ya está traicionando parte de lo pactado en el acuerdo de gobernabilidad. Si en una autonomía estamos así, ¿qué sería entonces a nivel estatal?
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Máximo Medina -