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Desde mi escaño

Los 'timoconcursos'

Los 'timoconcursos'

Los pseudoconcursos que abundan en muchas de nuestras televisiones y que sólo consisten en llamar para acertar una pregunta (normalmente tontorrona y simple) o distinguir las siete diferencias entre dos imágenes o dibujos prácticamente similares (salvo las distinciones pertinentes y que también son demasiado obvias) deberían estar prohibidos por ley. Hace ya muchos años que algunas cadenas privadas, creo que fue Antena 3, realizó un exhaustivo programa de investigación sobre el fraude que se estaba realizando día tras día en un canal local de Madrid. Supuestamente, bajo el amparo de la legalidad de un concurso en el que los participantes, desde su casa, podrían llevarse una morterada de dinero o un viaje de lujo, pero no era más que una estafa perfectamente encubierta. Tuvieron que ser dos presentadoras de esa cadena las que, primero bajo el anonimato y después ya a cara descubierta, desenmascarasen al empresario que obligaba a sus trabajadores a hacer el paripé en pantalla, reteniendo a quienes llamaban para así facturar una jugosa cuenta que luego, Dios mediante, repartiría con la operadora telefónica en cuestión. Según las denuncias que luego llevaron al cierre del canal, los presentadores solían llevarse grandes reprimendas si eran incapaces de mantener un mínimo de minutos al espectador enganchado en la línea. El aliciente de llevarse 6.000 euros era muy tentador y había quienes podían estar 20 minutos enganchados al teléfono por ese atractivo económico. Lo que pasaba normalmente era que al final se cortaba la línea justo antes de que tocase entrar en antena o alguien (un gancho del propio programa) acertaba la pregunta planteada.

Esta práctica, ilegal a todas luces, está siendo seguida (aunque con menos descaro, pero aún así es muy cuestionable su empleo) por otras televisiones y en diferentes horarios, con lo cual los niños, máxime ahora en verano, son potenciales clientes y consumidores de un producto envenenado y cuyas consecuencias las pagarán, vía facturita telefónica, los solícitos padres. De todas maneras, como siempre existe un halo de justicia en esta vida, recientemente un canal privado, Cuatro, ha tenido la desgracia de dar con una presentadora de este tipo de espacios cuya principal habilidad, precisamente, no ha sido la discreción. El caso es que enseñó la solución de la cuestión antes incluso de que se le plantease a la participante y ésta, claro está, acertó. Ante la obviedad del error de la conductora del concurso, Begoña Mencia, ésta optó por tirar balones fuera y pasar directamente a la ganadora a producción, pero no sabemos si con el propósito de que se conformase con un premio menor de los 25.000 euros a los que se había hecho acreedora.

Pasase lo que pasase, posiblemente la cadena tendrá que responder ante la Justicia, siempre que no abonase los euros ganados por la concursante y, a buen seguro, empezará a replantearse seriamente si este tipo de espacios le reporta algo más que unas decenas de miles de euros. El prestigio y la calidad de un canal no tienen precio y la emisión de esta clase de espacios call tv no dan, precisamente, ese plus al que aspira cualquier televisión, aunque en tiempos de crisis, sobre todo los medios privados, se agarran al primer medio de ganar dinero, aunque presenten síntomas de ilegalidad manifiesta.

1 comentario

Máximo Medina -

El tipo de programas de llama y gana está en desuso desde hace años, pero hay algunos individuos, por utilizar la finura de nuestro idioma, que bien merecen psar por este absurdo trance. ¿Alguien cree que por decir la capital de un país le van a pagar miles de euros? Si alguien es tan ingenuo, ahí tiene la penitencia. Otra cosa bien distinta es que las cadenas que dicen ser serias hagan este papelón, en especial en las madrugadas. Ah! y la que acertó, ya fuera por error de la locutora o del programa, que cobre, porque acertó. Otra cosa será saber qué pellizco se llevará Hacienda.