Obama, estos suecos se han vuelto locos
Reza o rezaba una de la campañas de la gran multinacional IKEA que "estos suecos se han vuelto locos", refiriéndose a los precios tan bajos a los que colocaban determinados productos que, en condiciones normales, solían ser bastante costosos para el consumidor. Pues bien, este mismo lema sirve para definir a los miembros del jurado de los Premios Nóbel de la Paz, que han decidido que el galardón del año 2009 caiga, ni más ni menos, en la persona de Barack Obama, a la sazón presidente de los Estados Unidos de América y cuya principal aportación conocida por toda la Humanidad es la de la coletilla del "Yes, we can", pero el resto son promesas que aún no se han materializado, entre otras razones porque no lleva ni nueve meses en el cargo como para poder desarrollar un programa de Gobierno en condiciones.
Nadie, creo que incluso los Obamamaníacos más radicales, puede entender ni comprender la concesión de este galardón a un mandatario que acaba de llegar al poder, que no ha hecho nada digno de mérito y que su llegada a la Casa Blanca ha estado cargada de grandes proyectos, pero aún no se sabe exactamente por dónde va a hincarle el diente a asuntos tan complejos como el cierre de Guantánamo, la sanidad o el envío de tropas a Irak o Afganistán, por ejemplo. Es, además, cuando menos bastante curioso que se le otorgue el Nóbel de la Paz a un dirigente que preside la nación más militarizada del planeta y que, por otra parte, tampoco ha hecho esfuerzos visibles por reducir la presencia de soldados norteamericanos en esas zonas de conflicto. Es más, por lo pronto, ya se aprobó en el Congreso el envío de más tropas a esos puntos calientes del planeta. Por lo menos, digo yo, habría que hablar de cierta contradicción.
Pero bueno, lo que sí está claro es que la culpa no es de Barack Obama (desconozco si podría renunciar a recibir tal honor, si es que es honrado y honesto consigo mismo), que quien ha metido la pata hasta el corvejón y llegando a profundidades abisales es este comité o jurado de los Nóbel de la Paz que, desde 2009 en adelante (ellos han creado el precedente) pasarán a denominar este galardón como el Nóbel de la Paz preventivo o, dicho de forma más moderna, por si aca (por si acaso). Como ayer señalaba todo un experto de las Relaciones Internacionales, el portavoz de Asuntos Exteriores del PP en el Congreso de los Diputados, Gustavo de Arístegui, "igual dentro de diez años podemos justificar la entrega de este premio, pero es evidente que darle este honor a un líder político que aún no ha demostrado nada, es crear un precedente sumamente delicado".
Y es que es evidente que estos premios internacionales, como pueden ser a escala más pequeña el Príncipe de Asturias o el Premio Canarias, se otorgan en función de una trayectoria, no de un hecho puntual. Todos convenimos que ha sido un paso importantísimo para los Estados Unidos que un hombre de raza negra haya accedido a la Presidencia del país más poderoso del Mundo, pero ello no lleva implícito que se le conceda el Nóbel de la Paz. Es que, si seguimos el razonamiento de los suecos (aunque el galardón de la Paz se elige en tierras noruegas), el próximo premio se lo darán, por ejemplo, a Arnaldo Otegui, bautizado por Zapatero como "un hombre de paz".
1 comentario
Máximo Medina -