Turismo congelado
Quien suscribe tiene una especial querencia por Rita Martín. Es de esas personas que están en el mundo de la política con una formación previa, que al menos tiene una plaza de funcionaria en el Cabildo de Lanzarote. Es decir, alguien que no necesariamente precisa de estar en esta esfera pública para asegurarse un futuro económico. Ése, afortunadamente, lo consiguió hace ya mucho tiempo. Sin embargo, la amistad o la subjetividad no puede privarme de señalar que a la Consejería de Turismo que tiene el honor de dirigir le han colado un gol por toda la escuadra con la famosa campaña Say no to the winter blues (Di no a los inviernos tristes o melancólicos). Siete millones de euros para presenciar por la televisión lo que pudimos ver hace pocos días me parece, cuando menos, una frivolidad.
Hablo, obviamente, desde la perspectiva de quien no ha estado las 24 horas con esos embajadores o voluntarios de buena fe que viajaron hasta Islandia, pero es que las imágenes que nos han ofrecido, perdónenme ustedes, me parecieron de auténtica chirigota, con un grupo de jóvenes pasándoselo pipa y con aquellos islandeses flipados con aquellos muchachos vestidos de naranja y regalando botellas de cristal con el mensaje claro y evidente de que el tesoro está en Canarias. De eso, por supuesto, no me cabe la menor duda. Pero, insisto, salvo que realmente luego hubiese un trabajo algo más serio por parte de estos aventureros, lo que vieron ustedes y lo que vi yo, sinceramente, me pareció un auténtico dispendio de los fondos públicos, una utilización poco efectiva, al menos a priori.
Reconozco, eso sí, que a Rita Martín le ha tocado gestionar un departamento muy complicado porque ahora, seamos objetivos, nadie se gasta los cuartos en viajar, salvo que haya una ofertas escandalosamente reducidas y ya saben mi opinión, que es mejor apostar por la calidad que por la cantidad. Es, permítanme el ejemplo, como cuando uno va al supermercado y tiene la fruta perfectamente envasada, que es cara, pero muy buena y justo al lado la mercancía a granel, mucho más económica, pero con el riesgo de tener que tirar a la basura la mitad porque están en mal estado. Pues con el turismo pasa eso. De cara a las estadísticas en cuanto a ocupación, pinta muy bien el tener los hoteles y apartamentos hasta los topes, pero lo que realmente le importa a los empresarios es saber cuánto se gastan esos visitantes. Tengan en cuenta que de ello depende el futuro ya no sólo de bastantes empleos, sino incluso de la pervivencia de muchos establecimientos hoteleros y de restauración.
Por eso, ante una situación tan crítica, tal vez esos siete millones de euros que se han quedado congelados en Islandia (sobre todo por el frío) hubieran dado un mejor rédito en una campaña menos aparatosa. De hecho, por ejemplo, el anuncio promocional de las Islas Canarias que está en varias cadenas de televisión tiene su punto de enganche, con una buena sintonía de fondo y con una excelente selección de los rincones naturales del Archipiélago. Seguro que ese spot supone más llegadas de turistas que la aventura de los jovencitos anaranjados. Pero vamos, desde estas líneas estoy dispuesto a apostarme una comida con la responsable de Turismo si me demuestra con cifras en la mano que esa campaña de Say no to the winter blues ha sido un éxito sonado.
1 comentario
Máximo Medina -