Recaudaciones Rubalcaba
El Ministerio del Interior, bajo la tutela del siempre inquietante Alfredo Pérez Rubalcaba, ha aprobado una medida que, cuando menos, debe calificarse de polémica y de un claro afán recaudatorio. Resulta que la Dirección General de Tráfico comenzará una campaña por la que las multas que se abonen por pronto pago tendrán una reducción del 50% de la cuantía en vez del 30% que se venía aplicando hasta ahora. Según el ministro, no se persigue obtener más dinero por la vía rápida, pero sus palabras no se corresponden con los hechos porque, de una u otra manera, más de un conductor, con tal de no tener que enfrentarse a los farragosos trámites que supone tener que recurrir la imposición de la dolorosa en las oficinas de Tráfico, acabará pagando sobre la marcha los 45 euros que le costará una multa leve (descuento ya incluido).
Desgraciadamente, y más en una situación de crisis agravada por la que transitamos en España, el Gobierno de ZParo está como loco por arañar euros, da lo mismo de donde vengan estos, pero el caso es rascar de aquí y de allá, como si no costara. Empiecen a temer más que nunca el despliegue de agentes en las carreteras o de radares que empiecen a escupir imágenes a todo trapo que, en pocos días, llegarán a su domicilio. Dice el ínclito Rubalcaba que esta decisión no implica obtener más dinero, pero lo cierto es que la promoción de pague ahora y ahórrese la mitad de la cuantía de la sanción va a conllevar que sean más los paganinis y menos los que se muestren recelosos a la hora de apoquinar los euros que costase la supuesta infracción.
Por supuesto, la medida impulsada por la DGT no ha sentado nada bien entre los conductores y ya se proponen fórmulas para boicotear esta campaña recaudatoria. Razón, desde luego, no le falta a los profesionales del motor puesto que ven que el sector de la automoción está frito a impuestos por todos los flancos, pero en cambio son escasos los réditos que reciben a cambio, con carreteras en determinados lugares de nuestra geografía que se asemejan a un desolado paraje etíope. Tampoco se vela por la seguridad de los automovilistas, se mantienen puntos negros sin revisar durante muchos años, se quedan sin remodelar las principales vías de comunicación, con parcheos baratos que duran lo que duran, pero en cambio sí que hay un gasto excesivo en medios que buscan pillar al infractor y no mecanismos que también protejan a los conductores sensatos.
Dice la propia Dirección General de Tráfico que no puede conducir por nosotros, pero en cambio sí que se arroba la potestad de ponernos multas a mansalva, a veces por las mayores tonterías que uno pueda imaginar y otras por el exceso de celo de algunos agentes que incluso han llegado a ver en el gesto de rascarse la oreja una utilización indebida del móvil mientras se está al volante. Posiblemente, con ese afán recaudatorio, la DGT acabará por hacernos más usuarios que nunca del transporte público.
1 comentario
Luis Miguel Grandoso -
Lo de Tráfico tienes sus bemoles, compañero y amigo. Primero que no pueden conducir por nosotros y luego que tampoco pueden pagar por nosotros, faltaría más. La primera pregunta que me asalta es si esta campaña de la DGT no tiene afán recaudatorio, ¿por qué nos rebajan otro 20%? Por pronto pago no creo que sea, sino que las arcas públicas necesitan pasta y como bien reseñas no importa de dónde venga, pero sí a donde va. Por otro lado, ¿por qué antes de esta medida nos cobraban un 20% de más? Es que se les ve el plumero más rápido. También resulta curioso que para meter en cintura a los malos conductores, o más bien a los que incumplen las reglas, nos tengan que meter a todos en el mismo saco. La protección de los conductores va por cuenta propia, pero las sanciones por cuenta ajena. Las autoridades, elegidas por el pueblo, dan la impresión de presionar a los agentes (ya sea Guardia Civil o Policía Local) para que tengan más celo en su servicio y por ende 'receten' más multas. Porque infracciones el que más y el que menos comete alguna, pero que te pillen es otra cosa. Lo mismo vamos a tener un guardia en cualquier esquina o semáforo o en cada kilómetro de carretera para que la conducción sea lo más impecable posible, pero el que la haga, la pagará. Otra cosa que nunca he entendido es esa imagen de la DGT, con el ministro al frente, cuando dan parte de los fallecidos en carretera de cada año. Se les ve unas caras como si ellos fueran los culpables, cuando en realidad los accidentes de tráfico suceden por imprudencia o por verdadera mala suerte. Entre los segundos se encuentran los fallos del vehículo (nada dura para siempre por muchas ITV que se hayan pasado) y los lamentables estados de algunas calzadas de algunas carreteras. Osea que nos rebajan la multa a la mitad y la intención no es recaudatoria. Hombre, a otro perro con ese hueso.