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Desde mi escaño

Apagón intolerable

Apagón intolerable

Canarias no puede seguir estando secuestrada por los caprichos de los falsos ecologistas (o ecolojetas) que están en la permanente oposición a todo. Tenerife, por ejemplo, con más de un millón de personas, entre quienes residimos y quienes nos visitan durante el año, no puede permanecer al albur de que una vetusta central eléctrica como es la de Las Caletillas se caiga cada dos por tres y nos deje a los ciudadanos a verlas venir.

Algunos pueden ver cómica la situación de funcionarios en las puertas de la calle porque no podían trabajar, bares que vieron perder una cantidad de negocio importante al no funcionar ni la máquina de café ni la plancha para el croissant o el sandwich mañanero o pequeñas tiendas de alimentación que se encomendaban a la virgen de Candelaria para que el corte no fuese a mayores y tuviesen que tirar parte de la comida congelada.

Sin embargo, este episodio no produce risa, sino verdadera preocupación. Quienes conocen el tema en profundidad saben que el ciclo de Las Caletillas ha llegado a su fin, pero nadie quiere contradecir a Unelco-Red Eléctrica Española. Rivero amenaza, amaga, pero no da y la compañía de Luis Atienza hace y deshace a su antojo, sobre todo lo segundo. No es normal que la isla mayor de Canarias haya tenido ya varios ceros energéticos en cuestión de año y medio y sin olvidar los sufridos también recientemente en La Palma o en Lanzarote.

Unas Islas que viven por y para el turismo no pueden permitirse una situación así. Hay que poner remedio y si la solución pasa por Granadilla y la central de gas, ¿a qué viene perder más tiempo en aplicar la solución? El ecologismo de chuletada y mantel que tenemos por estos lares no ayuda al progreso. Sí, el territorio es limitado, pero si queremos vivir tantos en un espacio tan pequeño, habrá que poner los medios para que todos dispongamos de la energía necesaria para nuestros quehaceres. Incluidos los propios ecologistas (o es que ellos no usan ordernadores, luces o el agua caliente, por ejemplo).

1 comentario

Máximo Medina -

No amigo Juan, esto no es cuestión de ecologistas que se opongan a tal o cual trazado de torretas (¿por qué no las harán todas subterráneas y santas pascuas? Ah! es que salen más caro, pues bastante que ganan estos señores como para invertir en una red que sea segura) es simple y llanamente que Unelco Endesa (o como se llame que lo mismo ha cambiado de nombre y uno con estos pelos) no es capaz de cumplir con los compromisos que tiene con sus clientes del Archipiélago y en especial de Tenerife. Desde que Enel (la empresa italiana) se hizo cargo de Endesa, no salimos de una para meternos en otra. La cuestión es que los transalpinos han cerrado las inversiones y de ahí que la planta de las Islas se haya quedado poco menos que obsoleta o, por lo menos, insuficiente para la petición energética de Tenerife. Aquí, por ahora, no puedes pedir la electricidad a nadie más, así que el monopolio lo terminamos por padecer todos. Lo que ya escama es tanta interrupción del suministro y casi siempre en la misma isla. Esto es sencillo, si Unelco no puede atender a toda su clientela, pues que lo diga públicamente y ya está. Seguro que las autoridades buscarían soluciones, al parecer imposibles de acometer o encontrar por parte de la empresa privada. Y es que hay servicios esenciales que no deberían estar en manos privadas, siempre y cuando el suministro no esté garantizado. Si la compañía eléctrica fuera de titularidad canaria (estatal ya me parece una pasada tal como están las cosas) seguro que estos inconvenientes se habrían solucionado. El político depende de los votos, mientras que los ejecutivos de la facturación. Y ahí parece que Unelco no tiene el menor problema. Y es que si no tras los apagones habrían salido a la palestra responsables. Yo hasta ahora no lo he visto. Por cierto, una vez más demostrado: sin energía volvemos al Paleolítico... o más atrás todavía.