Regreso al pasado más oscuro
Las Palmas de Gran Canaria lleva casi cuatro años sumida en el caos más absoluto. El Gobierno progresista de Jerónimo Saavedra sólo ha traído a la capital miseria, pobreza, suciedad, retrasos intolerables en los servicios básicos para la ciudadanía. El tirón electoral del guitarrista ha provocado efectos irreversibles en una ciudad que era la envidia de España. Una gran urbe al estilo de Madrid, pero con el atractivo del mar a tiro de piedra.
Los socialistas volvieron a engañar a los habitantes de Las Palmas de Gran Canaria. La aplicación del programa electoral se ha basado en la política de hacer las cosas a salto de mata. Es más, casi ha habido una obsesión enfermiza por cargarse de raíz todos los proyectos diseñados por el Partido Popular. La fructífera etapa de José Manuel Soria (1995-2003) y Pepa Luzardo (2003-2007) dio paso a un período de oscuridad, de disparates variados y de la pérdida de oportunidades de promoción cultural.
Porque, ésta es otra. Saavedra, el gran cultureta, el intelectual de trampa y cartón tampoco ha hecho grandes cosas por la ciudad. Su misión consistió en rematar los trabajos que ya se había encontrado iniciados. Y el Carnaval, lamentablemente, ha ido sufriendo una regresión intolerable. La última perla fue la del plagio permitido, consentido y financiado del cartel de 2011. Aseveran los progres, tirando de manual, que no tiene ni pizca (ni pluma) de parecido con el póster de Eurovisión 2009. Los diseñadores gráficos lo tienen muy claro. Hubo copia y no se reprodujo tal cual de auténtico milagro.
Pero si hay una muestra clara de la desidia de la gestión municipal de Jerónimo Saavedra esa es la que ven los grancanarios y los turistas en la playa de Las Canteras. Después del denuedo del equipo de Soria por rehabilitar la zona, acabar con la prostitución y los puntos de trapicheos diversos, así como los robos a determinadas horas, llega el PSOE y vuelve a poner este rincón a su gusto.
Las Canteras, a día de hoy, se ha convertido en un lugar con solares abandonados, obras a medio hacer, luminarias que revuelven los estómagos más tolerantes. Ante eso, Saavedra se limita a encogerse de hombres, a poner cara de masón y, por supuesto, culpar al Partido Popular y, de paso, a quien hasta hace algunas semanas había sido su socia ¿leal? en el Consistorio, la oligofrénica Nardy Barrios. No es de extrañar que de esta mezcla haya quedado una urbe que ha regresado al pasado.
2 comentarios
Máximo Medina -
francisco perea -