Hipocresía política
La hipocresía de determinados políticos no conoce límites. Son personajes avezados en ponerle una vela a Dios y otra al diablo. Tenemos una amplia pléyade de profesionales de la ambigüedad, de jugar con las cartas marcadas o con ases en la manga. Creen que el común de los ciudadanos es bobo, que no se da cuenta de las cosas. Hombre, quienes ya compran el discursito de serie vienen ya convencidos. Pero hay una mayoría que empieza a estar harta de los bandazos que pegan nuestros representantes. No casa que hoy tu partido apoye en Madrid la ampliación de la ley del aborto, la barra libre para que se puedan cercenar la vida en el seno materno sin pedir responsabilidades y mañana te mates por estar en primera línea en la basílica de Candelaria.
Así actuaron en el día de la Asunción de la Virgen el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero o el presidente del grupo parlamentario socialista, Manuel Marcos Pérez. Ambos dirigentes pertenecen a formaciones que en la capital de España han abogado permanentemente por desproteger la vida del feto humano, por desfavorecer a la Iglesia Católica (amparándose en el artículo 16 de la Constitución Española) para respaldar a los amiguitos de la Alianza de Civilizaciones y por presumir de un ateismo fuera de lo común.
Sin embargo, lo que su mano derecha (o izquierda) vota en la capital de España nada tiene que ver con lo que hacen en su tierra. Estos señores no conocen lo que es la desvergüenza. Van al templo como si fuesen los más creyentes del planeta (reservándoles el sitio, claro) y se chotean moralmente de quienes verdaderamente tienen fe y devoción para recorrer 20, 50 o más de 100 kilómetros de peregrinación para estar en Candelaria con la Madre amada.
Y fíjense si estos representantes de tres al cuarto temen que parte de la población empiece a darse cuenta de su falsedad que en el tramo que va desde el ayuntamiento de la Villa Mariana de Candelaria hasta la basílica (apenas 400 metros) fueron megaprotegidos por Guardia Civil, Policía Local y Nacional. Y no sólo eso, muchos peregrinos que regresaban del templo, y necesariamente tenían que tomar esa misma vía, vieron y comprobaron como algún que otro miembro de la seguridad les pedía que dejasen paso a las autoridades...¡¡¡qué tenían prisa porque el acto religioso ya iba con retraso!!!
Ya está bien (y hasta indecentemente permitido) que los representantes elegidos en las urnas se tomen la licencia de marcar la agenda del obispo de la Diócesis Nivariense (en esto la Iglesia tiene también su parte de culpa y de responsabilidad), pero que encima pretendan ir bajo palio, como si fueran santos de estampita a los que no sólo hay que venerar, sino dejarles el camino expedito para que no se junten con lo que ellos deben considerar el populacho ya es ir demasiado lejos. Insisto, estos son los representantes de CC y PSOE en las Islas, partidos que se declaran en contra de la pervivencia del feto y que tratan de torpedear día tras día las relaciones Iglesia-Estado. A ver si el pueblo va tomando nota.
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Máximo Medina -