Montañas mágicas y otras corruptelas
La corrupción en el Archipiélago canario ha aflorado como setas en un monte húmedo. Se mire donde se mire, podemos encontrar casos dignos de una producción cinematográfica hollywoodiense. Grandes creaciones en las que la trama principal versa sobre lo mismo, el mamoneo de millones de euros (o de pesetas, en tiempos pretéritos) sin que al final nadie sea responsable de nada y, obviamente, tampoco se produzcan dimisiones en masa.
Lo paradójico del caso es que muchos de esos protagonistas de grandes escándalos que han costado millones al erario canario son los que, por ejemplo, han puesto el foco sobre el famoso caso facturas en Santa Cruz de Tenerife. Los viajes al PP han sido tremendos, con primeras planas por apenas unos miles de euros. Sí, la malversación de fondos públicos, aunque sea un solo céntimo, tiene que ser castigada, pero hay que ir a todos los escenarios, no quedarse con una mera producción de barriada.
Por ejemplo, Cinematografía Canaria (CC) es candidata a los mejores galardones por su film Montañas Mágicas, una cinta rodada íntegramente en Fuerteventura y que cuenta como el Ejecutivo nacionalista tendrá que desembolsar millones de euros por la chapucería de las montañas de Tindaya y Tebeto. El gabinete de Paulino Rivero tendrá que pagar los disparates cometidos por los anteriores directores, todos de la misma productora, CC, y que responden a los nombres de Manuel Hermoso, Román Rodríguez y Adán Martín.
En La Gomera, por ejemplo, despunta con donaire y gracejo el señor Casimiro Curbelo. Este socialista de pro está en el top de filmes de risa y corrupción con Recalifica como puedas, una película que versa sobre las aviesas intenciones de la corporación insular de cambiar la calificación a determinados terrenos. Casualmente, por supuesto, todos ellos relacionados con consejeros de la institución o de amiguetes de los mismos.
Tenerife, por ejemplo, también cuenta con otro talento en ciernes, el alcalde de Guía de Isora, el protosocialista Pedro Martín. Con el apoyo de Sogecable produjo una cinta de auténtico culto, A Abama no viene Mr.Obama. El argumento es sencillo. Un hotelero prisaico mangonea con la anuencia municipal la playa al resto de vecinos y habitantes de Tenerife.
Gran Canaria, desde la llegada del tándem José Miguel Pérez-Román Rodríguez (PSOE-NC), asiste con estupefacción a las grandes producciones basadas en la etapa de los faraones egipcios. Sólo de esa manera se pueden entender filmes como El palacio inacabado, que versa sobre la multiplicación presupuestaria de unas reformas que apenas iban a costar unos eurillos o los Cien Mil Hijos de San Pérez, obra con un gran reparto entre asesores y jefes de prensa al dictado de la causa nacionalsocialista de izquierda.
Y Lanzarote también opta al premio del Óscar corrupto con el film Bacalao al PIL-PIL, protagonizada, dirigida, producida y hasta doblada al guanche por el omnipotente y todopoderoso Dimas Martín. Pese al título humorístico, la cinta cuenta la vida de un hombre poderoso en la isla de los Volcanes que, a pesar de ser pillado en diversos casos de malversación de fondos, irregularidades urbanísticas y hasta compra de votos, desde la cárcel ha seguido moviendo los hilos de sus negocios más sucios.
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Máximo Medina -