Un caos aéreo que enterrará a ZP
El fin de Zapatero. El desastre, el caos, el descontrol, el disparate o cualquier otro calificativo que ustedes quieran darle es lo que venimos sufriendo los españoles desde la media tarde del viernes 3 de diciembre, en el inicio del puente más largo del año, con la paralización total de todos los aeródromos. Este Gobierno zapateril decidió echarle un pulso a los controladores pero, como más de un experto ha comentado, sin tener las cartas ganadoras en su mano. ¿Firmas un decreto para tocarnos aún más las condiciones salariales? Perfecto, estás en tu derecho, pero también nosotros nos ponemos de baja colectiva, y sin excepción, en toda España. Resultado, el que todos ustedes están presenciando a través de las pantallas y de los boletines radiofónicos, así como la prensa digital.
España está ofreciendo una imagen de pandereta, de chichinabo, somos ahora mismo el hazmerreír de todo el planeta. Nadie en su sano juicio se mete de esta manera tan chulesca con un colectivo que, lamentablemente, es igual o más prepotente que Zapatero. Porque, a diferencia del presidente, los encargados del control aéreo no son nada descerebrados, en todo caso unos egoístas de tomo y lomo, pero da envidia sana su unidad frente a las bravatas de un Gobierno que ha decidido disparar contra todo lo que se mueva.
Posiblemente, estamos ante un colectivo que sabe negociar perfectamente sus condiciones y, siendo éstas en ocasiones más que abusivas, no se puede negar que los Ejecutivos de turno han ido dando carta de naturaleza a sus reivindicaciones. El actual inquilino de la Moncloa ha querido ir de justiciero del antifaz y lo único que ha provocado es reventarle (por decirlo finamente) las vacaciones a cientos de miles de españoles de forma directa, más otro tanto que aún no se puede evaluar, que son hoteleros, transportistas, etcétera, que dejarán de ingresar un pico cuantioso.
Lo que es patético que a las 7.15 de la mañana del sábado en las Islas, cuando apenas habrá podido salir alguna aeronave de los aeropuertos de esta comunidad, el presidente del Gobierno de España aún no haya dado la jeta. No sé si tenía claro lo que iba a pasar este fin de semana y por ello renunció a asistir a la Cumbre Iberoamericana en Mar de Plata o es que temía que este caos se generase en su ausencia y que el propio Rubalcaba, su número uno para todo, tomase la determinación de que ZP no volviese a entrar en España y que de hacerlo fuese conducido directamente a una institución mental para que le quitasen la manía improvisatoria (palabro que no creo que exista), que es la que ha llevado a la ruina a este país.
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Máximo Medina -