El vodevil de Miralles
Los divismos en el periodismo son ineludibles. Conozco a muchas personas, profesionales con una más que acreditada trayectoria, auténticos todoterrenos de la información, que jamás sacarán los pies del tiesto porque entienden que lo importante es la noticia y no el informador. Sin embargo, siempre existen verdadero desertores del arado, gente con unas ínfulas que no hay forma de rebajar y encima, a las primeras de cambio, se permiten el lujo de meterte una querella o una demanda por revelar, ésta es buena, la verdad. Y esto es lo que ha sucedido con el ínclito Melchor Miralles, al que despidieron de Veo7 (o VeoJota) con una cuantiosa indemnización, pero se siente molesto porque un medio, Periodista Digital, ha hecho público un dato que para nada interfiere en el honor personal de este caballero.
Lo patético de todo este asunto es que al final rascas un poco y sale a la superficie el carácter reivindicador y pedigüeño del tal Miralles, un señor que las últimas semanas antes de dejar su mullido sillón como director general de la cadena de PedroJota se dedicó al sano arte de estar ‘twiteando’ su situación laboral, que no sabía a qué se iba a dedicar en el futuro, pero a sabiendas de que se iba a llevar una morterada por sus años de servicio a El Mundo y empresas asociadas.
Y claro, como el millón largo de euros que se ha embolsado en concepto de indemnización debía parecerle escaso, ahora se descuelga con una demanda en la que reclama a Periodista Digital 50.000 euros en concepto de daños morales. Pero, ¿se puede tener más cara y además tan dura? Evidentemente, lo que busca el señor Miralles es una popularidad que ya hace unos meses perdió y que quiere recuperar a base de una estrategia demasiado manida, la de personarse en los juzgados.
Por supuesto, cuando hay asuntos que llegan a las instancias judiciales no se puede aseverar con rotundidad que algo se tiene o no ganado de antemano. Ahí, lamentablemente, nos damos de bruces con magistrados que ante un mismo asunto pueden dictaminar de manera muy dispar y, por ejemplo, en el affaire que tenemos con el constructor-panadero, el socio de PedroJota en Canarias, ha habido juicios donde salió airoso el moroso en primera instancia, aunque luego le han ido trincando en los posteriores recursos. En el caso concreto de Miralles, todo apunta a una clara derrota judicial, aunque con el exacerbado protagonismo del personaje en cuestión, mucho me temo que el proceso de puede prolongar en el tiempo. Y es que este señor está muy aburrido y, desgraciadamente, en vez de aprovechar el dinero en otros fines, parece que quiere invertir en mejorar los números económicos de la Justicia.
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Máximo Medina -