Mamarrachadas mediáticas
¿Tiene sentido darle publicidad a una pelea carnavalera que, al igual que sucede fin de semana sí y fin de semana también, se reproduce a mayor escala, por ejemplo, en el Cuadrilátero de La Laguna? Un becerro o un borrego o un descerebrado, pónganle el calificativo que deseen, ha colgado en youtube un vídeo de una riña tumultuaria que se produjo en la avenida de José Antonio durante los carnavales de Santa Cruz de Tenerife. Lo único que se corresponde con la verdad es lo de tumultuaria, porque entre los participantes y quienes por allí pasaban, la verdad es que unas cuantas decenas de personas había, pero tomando parte, sobraban hasta dedos de la mano.
El caso es que La Opinión de Tenerife le ha dado cobertura a esta mamarrachada que circula por la red, sin darse cuenta que, para empezar, se está dañando sin necesidad alguna la imagen de la isla, sobre todo porque no contiene nada. No digo que mueva tampoco a la risa, pero en una película de Torrente las peleas simuladas parecen más virulentas que las que se pueden apreciar en el vídeo en cuestión.
A mí, por ejemplo, me encanta esta doble moral. Se silencian auténticos atentados contra la vida de las personas, se ha negado por activa y por pasiva las agresiones brutales que, incluso, han acabado con familiares acudiendo directamente a la morgue de los hospitales de la capital y de La Laguna o incluso a Servisa, el tanatorio para que me entiendan, porque al pibito le han dado no sé cuántos navajazos, pero vaya, aquí nunca pasa nada.
Lo del vídeo es una boutade, una minucia, en comparación con todo lo que hemos sufrido a lo largo de las últimas ediciones del Carnaval. Uno mismo, hace muchos años, era el único ‘bobito’ que un sábado a las cuatro de la mañana estaba en Urgencias por una fiebre cercana a los 42 grados, producto de un gripazo incubado desde el lunes de Carnaval. Pues bien, sin revelar identidades, una de las enfermeras decía que tenían prohibido hasta los extremos más insospechados hacer revelaciones sobre los muertos, sí, como lo leen, muertos que les llegaban a los centros. Gente que ya no tenía pulso o estaban a cuestión de minutos de irse al otro barrio. Había carnavales en la que podían perder la vida media docena de personas por cuestiones relacionadas con peleas, drogas y alcohol y que encima más de una de estas víctimas siendo menor de edad.
Sin embargo, al parecer, a La Opinión de Tenerife le parece noticiable que un vídeo-aficionado cuelgue dos piezas en internet sobre una presunta pelea y, en cambio, se ponga el disfraz, nunca mejor dicho, de ofendido y dé pábulo a todos los poderes políticos y sociales cuando las cámaras de Cuatro desentrañaron las asquerosidades y las fechorías más ruines y detestables de nuestra fiesta. Está claro que para algunos sigue primando el hecho de que no se enteren fuera de lo que pasa aquí, aunque haya que tragarse sapos y culebras a mansalva.
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Máximo Medina -