Caraduring airlines
Caraduring Airlines anuncia la salida del vuelo 2205MY con destino a Bruselas, señores pasajeros, embarquen urgentemente por la puerta 34.
-No, usted no, señor Vidal Quadras, usted puede permanecer cómodamente en la sala VIP, una zona exclusiva para los eurodiputados,
-¡Ah, gracias! No sabe usted el susto que me habían dado, que nosotros, los europarlamentarios, volamos entre 150 y 300 veces al año por nuestro cargo y, oiga, no hay motivo para ir como sardinas en lata y ponernos las rodillas a punto de tromboflebitis.
-¡Ay, señor Quadras, es que la gente no entiende lo que ustedes se sacrifican. Todo el día volando de aquí para allá. ¡Qué menos que ir en business class!
-Eso es lo que yo digo, pero ya están estos mamarrachos comunistoides dándoselas de progres. Lo nuestro, el de volar en primera, es parte de nuestro trabajo, no un privilegio.
Y así podría seguir hasta el infinito con una conversación con el eurodiputado del Partido Popular en el que mezclo parte de realidad y parte de exageración, pero el mensaje es evidente, que él y todos aquellos que han rechazado la medida para volar en clase turista se han revelado como unos carotas de tomo y lomo. Sí, así como lo leen.
Hace falta ser muy desahogado en esta vida como para defender lo indefendible. El coste de un billete en business sale alrededor de los 1.500 euros, mientras que en turista el precio se quedaría en los 500. Sí, de acuerdo que a nadie le amarga un dulce y que todos queremos ir en limusina, vivir en un palacio, tener 20 sirvientes y volar a todo trapo, rodeado de todo el lujo asiático que uno pueda imaginarse. Pero todo eso está muy bien cuando lo haces con tu dinero, no con el del contribuyente, que es lo que suele hacer esta panda de eurojetas que, dicho sea de paso, intentan defender lo indefendible.
Las explicaciones que ha ofrecido el señor Vidal Quadras no hay por donde cogerlas. Asegura que esa medida de renunciar a viajar en business se rechaza porque la presenta un eurodiputado portugués, de ideología comunista, que sólo busca la notoriedad de cara a las elecciones de su país y que, además, volar en esa clase no es un privilegio, sino una necesidad laboral. Pero hay más, precisa que la votación no es vinculante y que en octubre, cuando se apruebe el presupuesto, se verá lo que se hace. Eso se lo digo yo, mantenerse en clase business y subirse el sueldo. No hace falta ser Nostradamus.
Ahora bien, si caraduras son los populares, a excepción de Rosa Estarás, que votó en contra, no menos se puede decir de los socialistas. Y es que hay que escuchar el discurso de López Aguilar que, reconociendo que el PSOE se había equivocado al votar en contra de la enmienda, afirma que cambia su sentido del voto y en vez de apoyar el cuento de seguir viajando en business ahora…su grupo se abstiene, lo que es más cómodo para sus intereses, la equidistancia, que al final es la peor de las respuestas.
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Máximo Medina -