Pier no doy una
Pier no doy una. La verdad es que el motecito de marras que en su momento le pusieron a Pier Luigi Cherubino, ex jugador del CD Tenerife, tiene su aquel. Días antes de celebrarse las elecciones municipales, este ex futbolista rechazó de plano el ofrecimiento hecho por David Amaral para integrar la parcela deportiva en la entidad blanquiazul. Su respuesta fue corta, precisa y contundente: “Tengo mejores cosas en mente”, en clara referencia a su posible elección como concejal en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Sin embargo, las nueve actas que ha obtenido el nacionalista José Manuel Bermúdez, que era la lista en la que concurría Pier, no alcanzan hasta el puesto que ocupa, el número 13 (un número que, de por sí, ya daba mal fario) el ex deportista.
De todas maneras, elevando lo anecdótico a la categoría de ley, lo cierto es que en las últimas legislaturas el Consistorio capitalino se había convertido en una suerte, en una bicoca para auténticos desahogados de la vida, gente sin carrera, sin trabajo, sin más ambiciones en la vida que la de medrar, llevárselo crudito a final de mes y no mirar por el bien de la ciudad. El hecho de que Pier no entre en la institución, al menos como concejal electo (luego la ingeniería política da para mucho), es un alivio. Ya hemos padecido durante ocho años a un colegiado, Brito Arceo que, nunca mejor dicho, nos tomó por el pito del sereno a los santacruceros con su presencia en Gran Marrano (digo Hermano).
El Ayuntamiento no puede estar viciado de aroma a puro pringoso y ser un arsenal de toxiques o de concejales que viven por y para las croquetas y pinchos diversos o ediles con apellido acabado en UTE que no sepan lo que es una ONG o que ni sepan pronunciar debidamente la palabra Al-cal-de. El Palacio de los Dragos no puede ser un lugar en el que se mande a la Intervención la primera factura que a alguien se le ocurra o manejar los plenos a golpe de Aquí mando yo. No, eso no es serio.
Por eso, me alegro en gran medida de que, por una parte, se quede fuera de la corporación gente inexperta, y por otra, que también hayan visto abortadas sus pretensiones de carguitos, aquellos nefastos acreditados o auténticos chupatintas que sólo quieren que a fin de mes su cuenta corriente esté cargadita de ceros a la derecha. Lo que espero de quien gobierne mi ciudad a partir del 11 de junio, que será la fecha del pleno de constitución del Ayuntamiento, es que no gestionen ni dicten órdenes a golpe de Facebook o Twitter, más que nada porque me parece una mamarrachada airear las diferencias por un canal tan poco oficial.
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Máximo Medina -
Lewis Rogers -