El último tonicazo
El concejal del tonicazo, el sinpar Hilario Rodríguez, huye de Coalición Canaria, al menos como vicepresidente. Al amante de la independencia no le han dejado seguir con su escalada secesionista. Cierto es que los nacionalistas de la calle Galcerán son muy proclives a eso de la bandera de las siete estrellas verdes, pero al final no se atreven a dar el paso definitivo para romper los lazos con España porque eso de sacarle la manteca es demasiado goloso como para renunciar de raíz. La estrategia de CC, en todo caso, es ir poco a poco, pero nunca como para llegar al nivel de la independencia total porque eso sería quedarse sin el plañidero argumento con el que se presenta elección tras elección.
Es verdad que Rodríguez tampoco se marcha del todo, por ejemplo mantendrá su puesto como concejal de Participación Ciudadana. Las perritas son las perritas y al final hay que seguir viviendo del cuento. La lucha por la independencia debe ser demasiado onerosa y no creo que este personaje, al que le fastidia mucho que Canarias esté infestada e infectada de godos, sacase el mismo dinero en su cómodo puesto al albur del Palacio de los Dragos, en Santa Cruz de Tenerife, que haciendo de figurante como Mencey Beneharo en plena plaza de la basílica de Candelaria.
El problema de esta gente es que aún no se han percatado de que los isleños no quieren la independencia. Por mucho que el señor Rodríguez (Don José), el editor de El Día, nos masacre con sus estomagantes editoriales en contra de España, que el otro Rodríguez, don Hilario, amenace con tonicazos al godo o que el señor pijo-progre de Sergio de Armas trate de vendernos las bondades de una Canarias libre, lo cierto es que cada cita con las urnas los resultados no pueden ser más desesperanzadores para estos elementos. No llegan a veces ni a los 5.000 votos, cuando hablamos de que las Islas ya superan los dos millones de habitantes.
La mejor noticia para Coalición Canaria y para la higiene democrática en las Islas es que sujetos abyectos como Hilario Rodríguez acaben difuminados y anulados por completo del ámbito políticos. Son inútiles hasta decir basta y encima lavan el coco a los jóvenes valores, entre los que no se puede incluir a gente como Sergio de Armas que ya está imbuido de todo ese espíritu arcaico y descerebrado de un Archipiélago sin cadenas. Vamos, de milagro son capaces de presentar en las próximas elecciones a la Guanchita de Taganana.
2 comentarios
Máximo Medina -
Sergio De Armas -