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Desde mi escaño

Blanco y en botella: Mentiras

Blanco y en botella: Mentiras

¿Podemos fiarnos los españoles de un portavoz del Gobierno que miente de una forma tan descarada? Aunque desde el PSOE se ha intentado vender el resbalón de José Blanco con el asunto de los colegios como una pequeña cosa sin importancia, lo cierto es que hay que elevar de anécdota a general lo de ocultar de una manera tan torticera lo de que a sus hijos los lleva a un colegio bilingüe privado porque en su localidad de residencia, Las Rozas, no había centros públicos que pudiesen formar a sus vástagos en la lengua de Shakespeare. El problema para el político es que el argumento se le desmontó en cuestión de minutos, en cuanto alguien con un poco de ganas de investigar comprobase que a Blanco, en realidad, no le había importado una higa matricular a los suyos en la enseñanza pública.

Si en una cuestión tan nimia como ésta el también ministro de Fomento ha sido capaz de metérnosla doblada, ¿cómo podemos estar tranquilos con otros temas? Bueno, de hecho, pregúntenle ustedes a la Comunidad de Madrid o a la de Galicia con los prometidos planes ferroviarios. La ampliación de estaciones de Cercanías, en el primer caso, o el AVE, en el segundo, han sido alguna de las patrañas de Blanco. Sí, muchos convenios a firmar, muchas ruedas de prensa multitudinarias, pero lo cierto es que al final todo queda en papel mojado, lo que debería suponer todo un desdoro para el ministro del 'conceto'.

También es verdad, creo yo, que al portavoz del Gobierno ya le viene dando lo mismo decir una cosa u otra. Las expectativas electorales para la marca de Ferraz no son nada halagüeñas, incluso ya se atisba un resultado de 115 diputados para Rubalcaba. ¿Qué quiere decir eso? Que en el PSOE ya han optado por no guardar las formas, hacer las cosas sin disimulo alguno. Sin necesidad de un tercer grado, a Blanco le sacaron lo del colegio privado.

Tampoco hay que descartar la posibilidad de esa guerra cruenta en el seno de Ferraz. Hay unas luchas intestinas tremendas en la sede del puño y la rosa y son muchos los dirigentes que no se atreven a dar un paso claro a favor del candidato. Todos temen ese batacazo en las urnas y que se lleve por delante a Rubalcaba y a todos los acólitos. Por eso, aunque Blanco parece de los designados por el dedo mágico de Rubalcaba, no termino yo de creerme lo de la plena fidelidad a la causa, entre otras razones porque chorradas como la del colegio es de las que te resta votos, aunque también es verdad que el ministro no tiene que esforzarse en demasía para meter la pata y meter en un brete a su jefe.

1 comentario

Máximo Medina -

Con el disparate que ha montado el PSOE en cuatro años, ¿aún sacaría 115 diputados? O tiene que haber muchos socialistas en España o muchos estómagos agradecidos, si no la cuenta no me cuadra. Del ministro don José Blanco, qué escribir, cuando se descalifica por sí mismo. Llegó al Gobierno por su amistad con ZP y se ha quedado ahí, porque a don Alfredo no se la ha ocurrido nadie diferente (no escribo mejor) para mantenerse en las listas de los sociatas. El ministro se hizo cargo de Fomento para cambiar España y lo consiguió, pero... para peor.