A no fiarse de las encuestas
No se fíen de las encuestas. Ese es el mensaje que debe calar en Génova 13 a 49 días de las elecciones generales. Es verdad que los sondeos son más que favorables y que marcan tendencia de cara a que Mariano Rajoy pudiera frotarse las manos, pero ya ha habido demasiadas decepciones en el entorno de la derecha como para dar por hecha una victoria en las urnas.
He escrito en más de una ocasión que el PP tiene argumentos más que sobrados para alzarse con el triunfo en las urnas y el principal de esos elementos que nadie puede rebatir es que el rival ha sido copartícipe, corresponsable y directamente culpable de los desmanes económicos que ha sufrido España en los últimos años. Pérez Rubalcaba no es un aspirante fiable para este Gobierno porque, entre otras razones, ¿qué credibilidad nos merece un señor que ha dicho si bwana a todas las zapateradas y luego, cuando ya se autoproclama candidato in pectore anuncia que hará lo contrario de lo que ha asumido como vicepresidente?
Ahora mismo precisamos un cambio de rumbo, un golpe de timón que, dadas las opciones que tenemos para escoger el próximo 20 de noviembre, sólo puede ser un giro a la derecha o a un centro derecha que tenga como prioridad el empleo, el mantenimiento de las políticas sociales y que meta la tijera donde corresponde, es decir en esas empresas públicas creadas a la mayor gloria de los amiguetes y enchufados, acabar con los coches oficiales a mansalva, con una administración plagada de paniaguados con carné de partido, auténticas rémoras incapaces de hacer la o con un canuto, pero prestos a estar el día 1 reclamando por su más que supravalorado salario.
Dentro del PP ha y muchos ejemplos a seguir, caso de María Dolores de Cospedal, en Castilla La Mancha, o José Ramón Bauzá, en Baleares, que no se han cortado un pelo a la hora de acometer los reajustes necesarios para acabar con unas deudas brutales y que amenazaban de pleno el propio sueldo de los trabajadores al amparo de esas administraciones. Sencillo, desde luego, no va a ser sacar a España de donde está porque al Ejecutivo socialista se le fue, más que la mano, el brazo completo en agasajar a los pesebreros, en dar cuantiosas subvenciones a cambio de silencios y pasividades más o menos elocuentes y en satisfacer los caprichos de nacionalismos separatistas o con ganas de jugar a la independencia de las siete estrellas verdes. Pero si es que hasta regaló no sé cuántos kilómetros de aguas a los canarios, una dádiva de trampa y cartón porque, legalmente, no puede mangonear de esa manera en lo que son aguas internacionales.
En definitiva, Rajoy tiene que dejarse de dudas, dejar a un lado esa parte del carácter gallego del que no se sabe si sube o si baja y dar un golpe definitivo sobre la mesa, convencer, al margen de las encuestas, de que su proyecto es creíble para los electores. Los ciudadanos queremos gestión eficiente y, lo más importante, que se deje libertad empresarial. Ya es hora de que el Gobierno, sea del color que sea, se constituya en un INEM permanente. Dejemos al empresario crear empleo y facilitarle la misma, no aburrirle con trabas megaburocráticas.
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Máximo Medina -
Mercedes Herrera Perera -