Malos, peores y paupérrimos
¡Quién te ha visto y quién te ve! De esta manera tan simple podríamos definir lo que está aconteciendo en Cataluña, una región antaño próspera, a la cabeza de España en varias parcelas, y que ahora es noticia día sí y día también por mor de unos políticos nefastos, los que estaban (el tripartito) y los que están (los nacionalistas de CiU). Tanto unos como otros se están tirando los trastos a la cabeza por las deudas que dejaron los primeros y por los recortes selectivos que están aplicando los segundos. Y entre medias de todo este disparate, quienes están sufriendo la astracanada son los ciudadanos, que temen ponerse enfermos y quedarse fritos en un pasillo de cualquier hospital.
Lo que sorprende es que los ciudadanos catalanes hayan confiado ciegamente en el nacionalismo. Ya hubo muchas corruptelas y clientelismos dañinos durante el período de Jordi Pujol. Acuérdense ustedes de las famosas comisiones del 3% denunciadas por un PSOE tras el desalojo en las obras de El Carmel. Eso sí, ese mismo socialismo es el que, por ejemplo, luego hizo y deshizo a su gusto durante los tres años de Maragall y los cuatro de Montilla, con el apoyo de los independentistas de Esquerra y los ecolojetas de ICV-Los Verdes.
Desde fuera de esa autonomía, son muchos los que nos hacemos cruces cuando vemos como los ciudadanos, elección tras elección, son incapaces de escoger algo que no sea entre lo malo, lo peor y lo paupérrimo. Se está demostrando que la gestión de las últimas décadas ha sido devastadora para las arcas públicas. Se ha luchado a brazo partido por cargarse el castellano, por intentar anexionar territorios que no son suyos, por enseñar una geografía inventada y una Historia manipulada a la mayor gloria de Carod Rovira y asociados. Y, por supuesto, han conseguido imbuir al barcelonismo de un tinte político secesionista, tanto que hasta su ex presidente acabó metido en una loca aventura política regada con Moet Chandon (o como se escriba).
Es verdad, porque Periodista Digital y otros medios lo han estado sacando en las últimas semanas, que a los catalanes los tienen adormilados con medios pro Generalitat, con una TV3 megasubvencionada, periódicos que se llevaban un parné bestial con tal de que no destapasen los escándalos de los partidos y así, sinceramente, es complejo que los ciudadanos se enteren realmente de lo que pasa en su entorno. Por eso no es de extrañar que a quienes quieren contar las cosas tal y como son los apedreen. Y es que las sectas, hasta las mediáticas, son capaces de sorber los sesos a personas formadas, hechas y derechas.
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Máximo Medina -