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Desde mi escaño

Le petit Napoleón

Le petit Napoleón

Campa por Canarias un pequeño Napoleón con ínfulas de censor, de Torquemada de las ondas y de las frecuencias. No le gusta lo que dicen de él en ciertas radios y su forma cicatera de acallar las voces de los que hablan en libertad es sacarse de la manga un concurso ad hoc para dar y repartir licencias entre sus amiguetes, entre empresarios que no tienen, en algunos casos, ni idea de lo que significa FM (alguno cree que deben ser laS siglas de Fondo Monetario) ni de lo que es en sí una radio. Creen que es como hablar por un walkie-talkie, pero con la única condición de que se transmitan los mensajes que le gustan al amigo que te da dado-regalado-prestado su licencia, faltaría más.

Por eso, desde los dos mil y pico kilómetros que separan las Islas del Madrid en el que ahora me toca residir y trabajar, uno no puede poco menos que indignarse frente a este atropello, este atentado a la razón que el pequeño Napoleón archipelágico quiere cometer a toda costa. Le importa una higa la libertad de prensa, se la pasa por el mismísimo arco del triunfo. Lo que pretende es que todos le hagan una loa diaria, un canto a la suprema ineficacia revestida en determinados ámbitos de excelencia. Y es que no le basta con tener una televisión o una radio que le bailen el agua, quiere tener a toda prensa a su servicio, algo que en cierta medida consigue porque de todos es conocido como un determinado periódico ha cambiado de ‘opinión’ de manera radical en cuanto se le ahogó con la no concesión de ciertas subvenciones y campañas publicitarias.

Sin embargo, hay medios como pueden ser Radio El Día o la emisora asociada a Es Radio, Pulso Tenerife, dirigidas respectivamente por Pepe Moreno y Gonzalo Castañeda, que han seguido adelante en su labor de criticar la labor del Gobierno cuando así ha correspondido. Han ido aguantando el desdén, el desprecio publicitario oficial y desde el Ejecutivo, viendo que los ‘muy cabrones’ seguían dando la vara, pues al final se opta por la vía censora y se prepara un concurso de reparto de licencias de FM en el que, curiosamente, se echa del espectro radiofónico a esas dos emisoras y otras tantas que, a buen seguro, tampoco eran del gusto del Petit Napoleón.

De todas maneras, la libertad es demasiado grande e intangible para que un mediocre trate de secuestrarla. Podrá hacer mil maniobras para impedir que salgan cosas negativas sobre su mandato, pero al final la verdad saldrá a flote, verá la luz porque es imposible tapar el sol con un dedo. Los decretazos, las imposiciones, hacer las cosas por capricho, por beneficiar al amigo y dejar con las dos manos atrás a personas honradas que sólo hacen su trabajo, informar, tienen los días contados. Cierre usted hoy una emisora. Mañana habrá dos, dos docenas y portales de internet dispuestos a denunciar sus desmanes en el mismo nivel en el que también se glosan sus éxitos, que es lo único que a usted, pequeño Napoleón, le gusta oír.

1 comentario

Máximo Medina -

Lo de conceder licencias a los medios de comunicación es algo cuando menos insólito. En un país democrático, con un Estado de derecho donde la libertad de expresión se consagra en la Carta Magna si uno desea tener un medio de comunicación y ejercer en él sus opiniones, ¿debe tener antes una licencia gubernativa? Pues vamos listos. Por lo que se ve los medios de comunicación no son empresas, porque en cualquier otra se pide el oportuno permiso para abrir, se pagan los impuestos habidos y por haber y hala, a trabajar. Los medios no, estos tienen que estar bajo la tutela del Gobierno de turno. Es lógico que haya un control, pero de ahí a que se limite el espacio a los que interesan a los políticos de turno, media un abismo. Quizás incluso hasta la Constitución está siendo atacada. O ni no, ¿qué es la libertad de expresión? ¿Otra frase hueca que crearon los padres de nuestra Carga Magna? Si es así, esto de democrático tiene muy poco.