ETArtazo
Si alguien tenía aún alguna duda de que los asesinos de la banda terrorista ETA iban a entrar ya por la senda buena, las imágenes que hemos visto hace un par de días, con el ‘dulce’ ataque a la presidenta de la Comunidad Foral de Navarra, Yolanda Barcina, demuestra que las nobles intenciones de estos ‘caballeretes’ no son más que papel mojado, un papel perfectamente diseñado para la ocasión, la del 20 de noviembre concretamente, pero al final dicen que la cabra tira al monte y la víbora ni digamos.
Los proetarras no sólo no han condenado esta agresión a la política navarra, sino que además se sienten satisfechos porque acólitos de su grupo hayan podido llegar sin problemas hasta la misma cara de la presidenta y arrojarle esos tres tartazos, al estilo de lo que hemos visto muchas veces en televisión en esos parlamentos de pega que hay en el mundo mundial, pero con la diferencia de que se supone que esas partes del planeta hay una costumbre lacerante de conculcar a cada segundo los mandatos democráticos, mientras que en Toulouse se supone que están cosas no deberían de pasar. Pero algunos, está claro, no entienden la discrepancia política y lo resuelven todo como mejor saben, a veces con pistolas y ahora con tartas.
Por supuesto, hemos de felicitarnos en un aspecto, a Dios gracias que estos ‘angelitos’ no llevaban un arma porque podían haber matado a la presidenta Barcina y a quien hubiesen querido sin problema alguno. De hecho, no sé si será por la falta de costumbre en Francia a que estas cosas acontezcan, pero lo cierto es que en los vídeos que hemos podido ver por televisión y en Internet estos sujetos de dudosa calaña se cuelan en el acto como Pedro por su casa, actúan con una impunidad increíble y, de paso, aprovechan otros la circunstancia para sacar a paseo unos panfletos en contra del Tren de Alta Velocidad, que fue, al parecer, la excusa ideal para estos antidemócratas, incapaces de rebatir con argumentos sólidos las propuestas de quienes nos gobiernan.
Por eso, me da verdadera grima observar que aún existen personas, grupúsculos que creen que el fin de ETA y de la violencia armada es una realidad innegable. Lamentablemente, hechos como el sufrido por Yolanda Barcina nos tienen que hacer ver que, para nuestra desgracia, aún no hay un perdón a las víctimas ni tampoco ganas de redimirse después de 40 años de lucha. Habrá quien piense que la especie ha evolucionado y que ahora sólo ataca con tartas, pero el problema no es con lo que ataca, sino el ataque en sí, que lo sigue llevando grabado a fuego en su ADN.
1 comentario
Máximo Medina -