Morbo a talonazos
¿Qué puede aportar como información extra la madre de 'El Cuco' en relación a la desaparición y muerte de Marta del Castillo (aunque el cuerpo sigue sin aparecer) en una entrevista en Telecinco, en el programa La Noria? Piénsenlo. A ver, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez…Efectivamente, han atinado. La doña en cuestión no va a esclarecer nada que no se sepa, es decir, defender a su vástago y llevárselo crudo, que nadie va al programa de Jordi González a que lo destripen sin antes firmar un buen parné que llevarse a la boca y que determinados contertulios traguen con el montaje.
También es verdad que a estas alturas no nos vamos a escandalizar por lo que hacen ciertos programas de la cadena de Fuencarral. Han apostado por el morbo, por el amarillismo y los resultados, a la vista del share, no le ha ido precisamente mal, más bien todo lo contrario. Lo que pasa es que, moralmente, hay límites y estos hace tiempo que el canal de Berlusconi los ha traspasado con creces, aunque no parece importarle lo más mínimo.
Y es que no es la primera vez (ni parece que tampoco vaya a ser la última) que La Noria se mete de lleno en una historia que está siendo juzgada. La madre de 'El Cuco' cantó La Traviata que a ella le interesaba, presentar a su hijo como un santo de estampita. Vamos, con perdón, un tipo apodado 'El Cuco' tiene más peligro que un mono con una Gillette, no te dice una verdad ni mintiendo doblemente. Pero, claro está, la misión de su santa madre es defenderlo hasta la extenuación, aunque nadie se crea a pies juntillas que no sepa qué ha pasado con el cuerpo de Marta del Castillo.
En fin, al no ser Telecinco una televisión pública lo único que puedo decir es que allá ellos con su prestigio, su dudosa moral y su gusto exacerbado por el morbo. Es verdad que la apuesta, insisto, les ha ido saliendo bien a la hora de ver los ingresos publicitarios, pero esta tónica puede no mantenerse en el tiempo. De hecho hay anunciantes que han decidido apartarse de ciertos programas de la cadena de Fuencarral para no manchar su prestigio de ese amarillismo morboso, chillón y mareante (especialmente los sábados en la noche).
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Máximo Medina -