Firmeza, Posada, firmeza
Jesús Posada, nuevo presidente del Congreso de los Diputados, tiene un problema enorme como no se ponga en sus trece. La sesión constitutiva de la Cámara Baja fue un canto al esperpento, al disparate, a que cada grupo parlamentario hiciese poco menos lo que le viniese en gana. Entre los independentistas catalanes de ERC y los proetarras de Amaiur podemos estar ante la legislatura con mayor bronca en la Carrera de San Jerónimo. Por lo pronto, el hecho de jurar la Constitución se convirtió en un acto surrealista, acatando la Carta Magna por imperativo legal o por esencia republicana, fórmulas todas ellas que no están en la esencia del reglamento. Pero, ¡ay amigo! el PP quiere empezar con buen pie y, como se deje un poco más, le acabarán comiendo la tostada.
Todo el mundo habla maravillas de Posada, de su talante conciliador, de ser una persona completamento opuesta a las palabras polémica, lío, follón, bronca, controversia, conflicto, etcétera, pero una cosa es ser santo de estampita y otra muy distinta es que te cojan la matrícula desde el inicio y luego no sepas o puedas imponer la disciplina necesaria en el Congreso. Un poco más, y algún diputado hubiese jurado la Constitución por Snoopy.
Aquí, evidentemente, hace falta mucha energía, mostrarse sólido frente a quienes sólo vienen a Madrid con espíritu rompedor. Amaiur ya enseñó su patita al chotearse de toda una Cámara con la cercenación del diputado obtenido por Navarra para tratar de formar grupo parlamentario únicamente con sus seis escaños logrados en las tres provincias vascas, algo que es ilegal a todas luces. Y los de ERC tampoco se han molestado en disimular su antiespañolismo. En la ronda de consultas que Su Majestad Don Juan Carlos I, Rey de España, hace con los partidos que han obtenido representación, estos radicales catalanes le presentaron una carta en la que desean salir del Estado español. Lo normal es que su regia majestad les hubiese propinado un puntapié en salva sea la parte, pero el Borbón, últimamente, traga con demasiadas cosas y otro hecho indecoroso más no iba a suponer mayor mácula a su expediente de los últimos tiempos.
En sí, este es el panorama que se le presenta a Jesús Posada y a quienes tengan como objetivo trabajar por España. Temo cuatro años demasiado movidos a no ser que el PP (y quienes deseen unirse a la causa) dé un puñetazo sobre la mesa y ordene ponerse en posición de firmes a quienes sólo vengan dispuestos a la bronca, al follón y a reventar cualquier acuerdo. Los rodillos, por supuesto, no son buenos, pero cuando los ciudadanos te han dado una mayoría absoluta es, precisamente, para eso, para que gobiernes y saques las leyes que en otro escenario de pactos obligados no sería posible.
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Máximo Medina -