160 currantes íntegros
Público, lamentablemente, esta al borde de la desaparición. Unas terribles deudas, por encima de los diez millones de euros, lastran el presente de un diario que nació como nació, fruto de una estrategia empresarial diseñada y con el visto bueno del entonces inquilino en La Moncloa, José Luis Rodríguez Zapatero. En 2007, nos guste o no, no había más espacio para nuevos periódicos, pero el empeño de Roures y Barroso fue superior a la cruda realidad.
Ahora, desde luego, no se trata mirar quien tuvo la culpa del dislate, sino de velar y preservar esos 160 empleos que están en peligro de extinción. El concurso de acreedores esta aceptado y ahora habrá que ver que fuentes de financiación existen para poder cubrir las nominas adeudadas a los empleados, así como satisfacer a los acreedores.
Los compañeros de Público, tengo constancia de ello, están sacando con denuedo, esfuerzo, sangre, sudor y lagrimas el periódico porque, es verdad, mientras el papel siga saliendo diariamente, siempre habrá una esperanza, un clavo ardiendo al que agarrarse con firmeza.
Sin embargo, permítanme poner en tela de juicio que se venda como un acto noble lo de que Roures ha tenido la gallardía y el gesto de visitar la redacción y dar las explicaciones pertinentes. Conozco bien el paño porque en Canarias vive algo similar con La Gaceta de Canarias y un empresario del pan y la construcción Fernando Peña, que se hizo con el control del diario, empezó pagando megasueldos durante cuatro meses para luego terminar adeudando más de una anualidad a sus empleados. Sus explicaciones a la redacción fueron: "señores, aquí no hay dinero y encima ustedes cobran mucho...". Esperemos que en Público esto no haya pasado.
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Máximo Medina -