Masaje judicial
Se ha consumado la ignominia. La Justicia, ciega como ella sola, ha decidido que en el crimen de Marta del Castillo solo vaya a la trena el autor confeso de los hechos, Miguel Carcaño. Veinte años de cárcel mientras que a los cómplices, encubridores o como se les quiera tildar, nada de nada. Libres, absueltos, como si nada hubiese pasado.
Dicen los doctos en la materia que nuestro sistema judicial es garantista y que cubre siempre los derechos del criminal, que toda persona es inocente mientras no se demuestre lo contrario. Esta claro que así debe ser, que nuestro sistema no es el de Estados Unidos donde muchos inocentes han ido a la silla eléctrica o han muerto por inyección letal ante una investigación errónea o donde se aportaron pruebas falsas.
Sin embargo, si bien es condenable darle matarile a alguien por ser sospechoso, por no tener el 100% de la evidencia, tampoco es del agrado que presuntos delincuentes o asesinos se burlen de la justicia como si no costara, cambiando su testimonio a mejor conveniencia de la defensa, riéndose del magistrado, fiscales, abogados, familia y de todo el conjunto de la sociedad.
Gracias a que el cuerpo de Marta del Castillo no ha aparecido aún, el castigo sólo recae en una persona, que al final acabará saliendo de prisión mucho antes de lo que marca la sentencia de 20 años porque, ésa es otra, luego hay un más que generoso sistema de redención de condenas por el cual, al final, se puede reducir la pena en un alto porcentaje. Basta con un comportamiento modélico mientras se está en barrotes, así como hacer trabajos dentro del presidio para conseguir que en un lustro ya se pueda gozar de un tercer grado (cuando no antes, claro).
En fin, aquí el PP tiene materia para hincar el diente. Así que el señor Alberto Ruiz-Gallardón ya puede ponerse manos a la obra para reformar un sistema judicial que está como está y que ha permitido que tras tres años de búsqueda infructuosa de un cuerpo la sentencia sea más suave que un masaje.
2 comentarios
E. Vinent -
Máximo Medina -