PSOE: La unidad con alfileres
El PSOE, entre lo malo o lo peor, entre el susto o muerte y entre el truco o trato, creo que se ha decantado por lo primero, es decir, por lo malo, el susto y el truco (aunque en este último nunca me ha quedado claro cuál es el menos malo). Rubalcaba, por un estrecho margen, se ha hecho con el triunfo en el 38º Congreso Federal y, por tanto, es ahora, con todas las de la ley, el nuevo secretario general de los socialistas y como primera y primordial tarea tendrá que afrontar el doble reto electoral de Andalucía y Asturias, dos comunidades donde el socialismo, respectivamente, lleva gobernando desde tiempos inmemoriales y en la segunda donde se aspira a que los 8 meses de Cascos en el poder sólo hayan sido un paréntesis y recuperar el poder en el Principado.
Lo que no se puede hurtar a la opinión pública, eso es evidente, es que el clima de división existente en el seno se asemeja bastante a una trifulca tabernaria. Más de dos horas se tardaron en contar y recontar los votos de los 956 compromisarios. En principio, y con vistas a intentar colarse en el prime time televisivo, las previsiones iniciales apuntaban a que alrededor de las tres de la tarde estarían ya listos los resultados y, por tanto, proclamado el nuevo vencedor. Pero los minutos pasaban, luego la media hora, los tres cuartos, una hora y pico y, casi como si fuera la five o’clock tea, dos horas después de lo inicialmente fijado se daba a conocer que por un estrecho margen de 22 papeletas era Rubalcaba el vencedor, de ahí que se entienda como debieron gastárselas internamente unos y otros para evitar que alguien tratase de hacer ‘trampas’. Y estando Gaspar Zarrías de por medio, experto en votaciones curiosas a dos manos y a dos pies, cualquiera se fiaba.
De todas maneras, hay quienes sostienen la tesis de que este 38º Congreso Federal del PSOE se cierra en falso, que en realidad es todo un parche presentado de una manera muy colorista y muy efectista porque se quiere llegar con una unidad aparente, pero precaria internamente, a la cita electoral andaluza y asturiana, sobre todo de cara a la primera. De ahí que uno de los gestos de Rubalcaba haya sido nombrar presidente del PSOE a José Antonio Griñán, candidato del PSOE a las elecciones que se celebrarán el 25-M y que es el clavo ardiendo al que se agarran en Ferraz para no quedarse huérfanos en el mapa, puesto que sólo les queda Patxi López y me da la sensación de que el lehendakari está más que amortizado de cara a 2013.
Chacón, por su parte, que fracasa en su segundo intento de pugnar por el poder en el PSOE, aunque es verdad que en la primera siquiera llegó a sacar los tanques a la calle, confía en un batacazo a corto plazo de Rubalcaba para que la crisis interna estalle con todas sus consecuencias. Y es que hasta alguien tan hábil como Rubalcaba sabe y conoce que el partido no está cohesionado, de ahí que su mensaje fuese unidad y cambio, y no al revés, como suele pasar en estas situaciones congresuales.
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Máximo Medina -