Intolerantes
Irene Sánchez y Miriam Moreno son dos compañeras de Intereconomía Televisión a la que unos intolerantes, que, paradójicamente, reclaman tolerancia máxima, insultaron y vejaron el pasado 19 de febrero de 2012 por el simple hecho de pertenecer a ese medio de comunicación. A los sindicalistas no les gusta que se critique a sus organizaciones, a ellos les gustaría que no se sepa nada de las generosas subvenciones que reciben de parte de las instituciones o los megasueldazos que perciben algunos como consejeros de una entidad bancaria.
Claro, no se puede estar hablando de lucha obrera y de ir a las barricadas, pero luego, cuando los focos desaparecen, vivir a todo trapo, en cruceros de lujo y en restaurantes de a 100 euros el cubierto. Está claro que algo falla y esa es la labor de los medios de comunicación, destapar esas incoherencias, caiga quien caiga.
Evidentemente, la libertad de expresión consiste en discrepar abiertamente con quien no está acorde a nuestras ideas, pero siempre desde el respeto y tratando de ser constructivos. A diferencia de regímenes como el cubano, el iraní, el chico o el norcoreano, donde la libertad de prensa no existe ni por asomo, en España tenemos una rica diversidad y hay a quienes le gusta la SER, El País, TVE, Público o laSexta y a quienes les encanta más poder leer La Gaceta, La Razón, el Mundo, ABC, Antena 3, COPE o EsRadio, pero no por ello podemos empezar a atacar a los profesionales que trabajan en esas cosas por el único motivo de que no comulgan con nuestros ideales.
La verdad es que hay que alabar la profesionalidad de estas dos compañeras de Intereconomía Televisión, Irene Sánchez y Miriam Moreno, porque supieron mantener la sangre fría a pesar de que estaban oyendo toda clase de improperios y amenazas más o menos veladas. Y todo esto, repito, en una manifestación en la que se estaba reclamando tolerancia al Gobierno para que flexibilice la reforma laboral.
Tampoco hay que olvidar que quienes se dedicaron al innoble arte del insulto perdieron la gran oportunidad de aprovechar la plataforma mediática de Intereconomía para poner la reforma laboral de vuelta y media. Y es que hay quienes actúan desde los instintos más primitivos y consideran que antes está el ataque personal que vender el mensaje. Eso sí, los que quedan en ridículo han sido ellos, los afiliados de los sindicatos, porque el medio les ha dado cancha y ellos, en vez de aprovechar la cobertura para informar, han usado sus minutos para el insulto, la vejación y la mala educación.
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Máximo Medina -