Jaque Matas
A Jaume le han metido el jaque Matas, concretamente la Justicia ha sido la que ha dictaminado en la primera sentencia por el caso Palma Arena que el político del Partido Popular de Baleares ha incurrido en varios delitos de falsificación, prevaricación y un largo etcétera que le suponen seis años de prisión, si bien aún no es firme esta sentencia y hay posibilidad de recurso ante el Supremo.
Desde luego, aunque se opte por la posibilidad de recurrir, a Matas le espera un futuro sumamente negro, sobre todo porque ya muchos dirigentes del PP se han posicionado a favor de que se cumpla la pena, independientemente de que esta decisión judicial es darle munición al PSOE. Pero bueno, en algo hemos avanzado si se empiezan a limpiar las casas de elementos potencialmente sospechosos.
Y es que Matas no ha debido ser, precisamente, trigo limpio. Quien ha sido el líder del PP durante los últimos años y ahora sólo recibe el desprecio de los militantes o, directamente, el ostracismo, está claro que algo ha debido de hacer impropio y el propio partido optó no sólo por dejarle fuera en las elecciones del 22 de mayo de 2011, sino que además a todos aquellos que estaban supuestamente enfangados en la embarrada Arena también vieron como sus opciones de seguir vegetando en la política volaban por los aires. Un castigo que, desde luego, me parece ejemplar porque de una vez por todas hay que demostrar a la sociedad que los políticos vienen a servir y no a servirse del ciudadano.
Por supuesto, Matas tiene todo el derecho del mundo a defenderse en los tribunales y a demostrar su inocencia, lo que no es óbice para que, mientras tanto, se mantenga lo suficientemente alejado de la política. Es, por ejemplo, como ver ahora el megarreportaje en Telva a Francisco Camps. Cada cual es libre de conceder entrevistas a quien quiera, pero salir a toda plana en fotos al estilo del posado del Vogue de la Mari Tere y ministras de cuota pues, qué quieren que les diga, me parece un verdadero choteo, una indecencia y una burla.
Me imagino que quienes estarán hasta la coronilla de todo este escándalo deben ser los propios mallorquines, puesto que ven que su isla, lejos de ser publicitada en los últimos tiempos como atractivo turístico, acaba siendo la referencia de la prensa política y sensacionalista. Y es que entre Matas y Urdangarín han convertido Mallorca en el paraíso terrenal del supuesto trinque y delinque. Alguno se ha llevado hasta las sobras adas.
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Máximo Medina -