Otra más de Mou
El Real Madrid, y no es la primera vez que escribo sobre este asunto, tiene un más que serio problema con su entrenador, con José Mourinho. No es de recibo que cada vez que a este caballero se le pela el cable, la plantilla entre en un proceso de desquiciamiento bíblico hasta acabar dando una imagen que no es apta para menores de edad. La descomposición del prestigio merengue es tal cada vez que al luso le da por armar la bronca tabernaria que al final, por mucho que se intente desde la directiva poner paños calientes y hacer que la entidad de una imagen de cercanía, el descrédito merengue es superior a los aspectos positivos.
Lo que sucedió en Villarreal el pasado miércoles no otra cosa más que repetir los capítulos vividos en los interminables enfrentamientos contra el Barcelona, con esas broncas tremendas que desembocaron, por ejemplo, en el dedazo de Mou en el ojo de Tito Vilanova. Algunos pensaban que después de aquella desagradable escena el entrenador del Real Madrid habría recibido una amonestación severa desde lo alto del club, dándole a entender que pertenece a una entidad de raigambre y prestigio a nivel mundial, que sus actitudes eran más propias de un pandillero del Bronx en busca de líos aquí y allí. Sin embargo, poco le ha durado el relax al portugués.
Y es que, pese a que muchos llaman cínico e hipócrita a Guardiola por no decir realmente lo que piensa en las ruedas de prensa, al menos el técnico del Barcelona hace gala de una educación exquisita, tira de fina ironía, con elegancia, sin exabruptos, pero en cambio Mou, que se ha hartado de señalar que Marca o al AS decían tonterías respecto a lo del pasillo en el Nou Camp o de que igual en el campo blaugrana celebraban el alirón, ahora, tras su salida de pata de banco en El Madrigal deja ver que en realidad sí soñaba con festejar el título liguero en el campo blaugrana, algo que ya casi es imposible tras dejarse cuatro puntos en dos partidos y observar que el Barcelona se ha puesto a sólo seis.
Desde luego, no voy a jugar a oráculo o a predecir si Mou seguirá o no en el Real Madrid el año que viene. El dato objetivo es que tiene contrato con la entidad del Barnabéu, pero es verdad que él no está por la labor de hacerse querer por los aficionados, a los que tanto ha denostado con declaraciones en las que ha venido a decir que no recibía el aliento de la grada a excepción de la panda de radicales de los Ultra Sur. Visto así, no me extrañan nada ciertas actitudes y que, por tanto, Florentino esté sopesando rescindirle el contrato ante el desgaste que supone para la entidad el comportamiento de su entrenador.
1 comentario
Lewis Rogers -