Sentimiento rojiblanco
El día de la marmota es lo que año tras año, desde hace más de una década, tenemos que presenciar los aficionados del Atlético de Madrid, y no me refiero únicamente a esa especie de bucle que son las derrotas ya habituales ante el vecino del norte de la capital, el Real Madrid, sino el continuo devenir de decepciones de un club que cada vez va a menos. Alguien podría rebatirme y decirme que no hace mucho ganamos una Europa League, una Supercopa de Europa y fuimos finalistas de la Copa del Rey. Y sí, es verdad, 2010 fue un año que en las competiciones cortas los atléticos disfrutamos de grandes alegrías, pero es que precisamente lo triste es eso, que ya nos hemos conformado con objetivos menores, cortoplacistas y no vemos más allá que el placer de derrotar al Madrid para hacer ver que salvamos la temporada. Contra esa actitud, como hincha no socio y no abonado, me rebelo.
Que a falta de seis partidos para terminar la Liga el Atlético de Madrid esté en 42 puntos resulta hasta extremos insospechados un verdadero fiasco. Invertir alrededor de 65-70 millones de euros en Falcao, Diego, Arda Turan o Adrián para terminar, en el mejor de los casos, entrando en la Europa League de auténtico rebote, bien por clasificación en Liga o por ganar la propia competición continental, es un insulto a los aficionados. Estamos de acuerdo que el plantel rojiblanco no está diseñado para ganar la Liga (en realidad a día de hoy ese Olimpo es territorio merengue o culé), pero qué menos que tener aspiraciones de luchar por la tercera o cuarta plaza y máxime en un año donde la mediocridad parece haberse instalado en los otros grandes.
Y es que, con 18 puntos en juego, tenemos a un Valencia con 52 puntos, a un Málaga con 50, a un Levante con 48, un Osasuna con 46 y a una caterva de equipos, entre los que está el Atlético de Madrid con 42, una puntuación más propia de entidad con problemas de permanencia que con ínfulas de meterse en Europa el año que viene. Pues bien, repito, como seguidor rojiblanco me siento defraudado y estafado porque se ha perdido una ocasión única de haber entrado en Champions League y además de la manera más fácil posible. Dando incluso por descontada la derrota ante el Real Madrid, el cuadro colchonero se ha dejado la friolera de ¡¡¡13 puntos!!! ante rivales de la talla del Racing, Sporting, Zaragoza, Mallorca o Levante, justamente las cinco últimas de los de Simeone.
Por eso, cuando aún veo a aficionados que me cuentan la milonga de que este año sí se le ganaba al Real Madrid, opto por ser pragmático, sacar cuentas y ver de manera objetiva que a mí me da lo mismo perder ante el vecino a cambio de obtener todos los puntos en los encuentros ante los conjuntos con menor renombre. Dicho de otro modo, intentar ganarle a los merengues es como pegarme el gran homenaje en el Ritz, pero sé que ya me fundo el efectivo de dos meses. A efectos prácticos, prefiero comer en Casa Paco y tener asegurado el sustento diario e incluso, por esos golpes de fortuna, tal vez hasta un día me pueda permitir el lujazo de desgustar los placer de la alta cocina. Lo que pasa es que hay muchos que tienen un chip demasiado vetusto y, al igual que en los años 70 y 80 le pasaba al Barça, creen que ganarle al Madrid es salvar la temporada. Lo dicho, un placer efímero que a mí no me llena.
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Lewis Rogers -