¿Volverán las radios a los estadios?
Las radios pueden volver a entrar en los estadios. Así, de esta forma tan pomposa, titulaba algún que otro medio impreso horas después de la plúmbea, larga y hasta casi tediosa rueda de prensa del Consejo de Ministros del 20 de abril de 2012. Sin embargo, como en esos grandes catálogos de las megaenormes superficies comerciales, hay que que ir siempre a la letra pequeña, al detalle, a la condición sine que non el acuerdo no sería posible. Y en este caso concreto, existe una cláusula chiquita, pero lo suficientemente fastidiosa como para poder echar todo el optimismo del titular por los aires.
El pero de esa decisión del Consejo de Ministros se basa en que las emisoras podrán acceder a los terrenos de juego, pero a cambio deben abonar su localidad y luego pagar por el uso de las instalaciones. ¿A qué precio? se preguntarán ustedes. Pues al que se fije en un acuerdo inicial entre los clubes y las empresas radiofónicas, lo que deja la puerta más que abierta para que se impongan condiciones leoninas por parte de los propietarios de los terrenos de juego. Sí, es verdad que estaría previsto forzar una intermediación en caso de no llegarse a un acuerdo, pero vamos a ver en qué quedaría todo.
El panorama futbolístico desde la perspectiva de los medios de comunicación audiovisuales ha sufrido una evolución brutal y radical en los últimos 15 años. La entrada en juego de operadores visuales (dos, que en realidad al final siempre ha sido uno) han modificado las reglas a su antojo, desde la elección del partido en abierto, que también se quiere erradicar, hasta la confección de los horarios, a cual más surrealista y haciendo que ninguna afición sepa con antelación suficiente cuándo juega su equipo. Y encima, para añadirle más morbo al asunto, esta temporada ha sido el maltrato a las radios, querer imponerles un canon abusivo para intentar seguir sacando manteca de donde no hay.
En fin, siempre es de agradecer que el Gobierno intente mediar en este conflicto y que al menos, ya de cara a la temporada venidera, pueda dejar finiquitado este esperpento, pero mucho me temo que conociendo como conozco al equipo de Mariano Rajoy, a veces lo que se presenta como gran solución acaba siendo el enésimo lío habemus cuando los clubes se descuelgan con cifras astronómicas por usar sus instalaciones. Y si no, al tiempo.
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Lewis Rogers -