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Desde mi escaño

¡A por Felipe V!

¡A por Felipe V!

Si hiciéramos una encuesta entre los catalanes que diariamente pasan por delante de la fachada del Parlamento de Cataluña, muchos de ellos desconocerían que el escudo que se encuentro habilitado y esculpido en el frontal es un emblema de la época de Felipe V. Ese símbolo lleva ahí colocado por los siglos de los siglos, pero no podrá decir amén porque los partidos catalanes, entre los que hay que incluir a ese PP catalá de Alicia Sánchez Camacho, han dado por bueno que hay que ‘tapar’ ese escudo y sustituirlo por otro en el que sólo estén las señas cuatribarradas.

Evidentemente, el cambio no va a salir gratis ni mucho menos, eso es de cajón. CiU, PSOE y el PP catalá han aprobado en franca armonía y dispendio una partida cercana a los 20.000 euros para erradicar de la fachada lo que ellos entienden que es una afrenta intolerable. No pueden ver sus delicados ojos algo que tenga ínfulas españolistas y, me imagino, alguno, dentro de su ignorancia nacionalista, habrá querido ver la existencia o la permanencia de símbolos de carácter franquista porque, eso es un mal endémico, a todos estos que les da por romper una y otra vez con España siempre ven un símbolo de Franco en todo lo que signifique España.

La desgracia para el pueblo catalán es tener a dirigentes tan escasamente cualificados para según qué cosas. Incluso, personalidades tan morigeradas, tan correctas en el trato, incluso tan cabales como puede ser el señor Josep Antoni Duran i Lleida, al final radicalizan su discurso de una manera tan alarmante que quien no los conociese, por ejemplo un extranjero, diríase que España les tiene sometidos, que tratan a Cataluña como algo residual y, la verdad, es justo todo lo contrario. Si hay una comunidad que no puede quejarse de trato de preferencial, sea cual sea el partido que esté en La Moncloa, esa es la región catalana, eternamente beneficiada en los Presupuestos Generales del Estado. Pero, haciendo un juego de palabras con su actual inquilino en la Generalitat, siempre quiere Mas.

Al final, de esto se saca una sencilla consecuencia. A los políticos que ahora mandan en Cataluña no les interesa lo más mínimo el bienestar de sus ciudadanos. Por un lado, están los recortes sanitarios que, paradójicamente, coinciden con los incrementos que se da en materia de subvenciones a los medios afines al ideario de CiU, como en su momento también a los del tripartito. Y luego, toda una persecución para borrar toda huella del castellano, hablado y escrito, aunque ello suponga un empobrecimiento cultural de consecuencias impredecibles. Lo del escudo, al fin y a la postre, es una anécdota, la guinda de estos señores incapaces de ponerse de acuerdo en nada, salvo en lo imprescindible, luchar por ser una nación.

1 comentario

Máximo Medina -

A muchas comunidades autónomas españolas habría que echarlas de comer aparte, pero a Cataluña, más. Eso, sobre todo, porque tienen identidad propia, lengua propia y todo lo que ustedes quieran propio, pero con la peculiaridad de que todo lo de fuera es malo, mezquino y hasta innecesario. Luego, cunado salen de su país se encuentran con lo que es el mundo y en nada tiene que ver con lo que ellos pensaban. La palabra solidaridad tiene sentido en sus gentes, pero no en sus políticos, que siempre han pregonado aquello de "yo más". Quizás por ello son los primeros en los recortes y son capaces de pasarse varios pueblos en ese sentido, pero olvidándose de todas aquellas cuestiones que les hacen diferentes de los demás, como embajadas y otras cosas como la repartición del territorio, porque las provincias le parecen poco. En fin, Cataluña fue siempre a la vanguardia de España, pero parece que ahora se ha quedado atrás y ha sido la primera en desmantelar el estado del bienestar sin cortarse un pelo. Eso sí, siempre en confrontación con el Gobierno central, porque si no se les vería el plumero. El escudo de la fachada del Parlamento catalán es un a muestra más del victimismo de sus políticos a la hora de mostrar al español como el culpable de todos sus males. Otra cosa no, pero a pueblerinos no les gana nadie.