Milagro levantino
El Levante ha demostrado que sin dinero también se pueden hacer grandes cosas. Un equipo que ha estado inmerso en un proceso concursal, que tuvo que vender hasta la última media para poder subsistir de la mejor manera posible en Segunda División, ha conseguido lo que prácticamente nadie sería capaz de hacer, clasificarse para competiciones europeos merced a un meritorio sexto puesto.
El segundo presupuesto más bajo de la Primera División, sólo el del Rayo Vallecano tenía la partida económica más austera, se ha impuesto a grandes imperios como los del Sevilla, Ath.Bilbao, Villarreal, Getafe o Real Sociedad. Dicen que la necesidad aprieta y, en este caso, a los rectores del Levante no les quedaba otra que atinar a la hora de confeccionar el plantel, empezando por el inquilino del banquillo. Si exitosa fue la etapa de Luis García, que sumó ascenso y permanencia cómoda con el club granota, lo de Juan Ignacio Martínez aún lo es más. Sin la gran estrella del 2011, Felipe Caicedo, se optó por un devaluado Koné que, con sus goles, ha hecho que el Levante llegue hasta esa sexta posición.
En teoría, el cuadro valenciano tenía todos los números para ser carne de cañón, pero contra todo pronóstico los hombres de Juan Ignacio Martínez empezaron no sólo a sumar puntos, sino que durante dos meses gozaron de la privilegiada posición de liderato. El comentario más habitual entre los seguidores de toda España era decir que tarde o temprano el Levante tendría que caer por su propio peso, que acabaría luchando por no descender. Pero las jornadas pasaron y el Levante apenas se separó de los puestos europeos. Sólo la gran recta final de Málaga y Atlético de Madrid privaron a los levantinos de ser equipo Champions, pero logra una Europa League que era algo impensable en agosto de 2011.
Lo que ha hecho el Levante debe ser ejemplo para el resto de equipos, sobre todo esos Sevilla, Atlético de Madrid o Valencia que no saben hacer otra cosa que despilfarrar millones cada temporada y al final para conseguir sólo a medias sus objetivos. Parece que ahora, con el control al que se va a someter a los clubes, tal vez empiece a ver menos derroche y, sobre todo, confiar en lo que hay dentro de la entidad en vez de fiarlo todo a medianías y jugadores de medio pelo.
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Lewis Rogers -