Racionalizar competencias
De competencias va la cosa, concretamente de las que el Gobierno pretende recortar a los ayuntamientos y así evitar que las corporaciones locales acaben el ejercicio con un déficit brutal. La medida es acertada por cuanto empieza a ponerse freno a un completo disparate que había derivado y degenerado en astracanada en los últimos años, puestos que determinadas entidades locales estaban asumiendo funciones que le correspondían a las autonomías, pero éstas prefirieron transferírselas a los ayuntamientos, pero sin la ficha financiera aparejada, así que pueden ustedes imaginarse el disparate y el agujero contable que generaba en muchas pequeñas administraciones.
No obstante, no resultará sencillo arrancarle ahora a ciertos municipios ese nivel competencial que pretende restringir el Gobierno de España. Precisamente, pese a no disponer en ocasiones de la financiación necesaria para poder desarrollar las competencias transferidas desde la escala autonómica, a muchos alcaldes les encanta sentirse eso de reinas por un día y poder hacer proselitismo y propagandista barato con una serie de funciones que, por ley o por puro sentido común, no les corresponde. Pero, ¿cómo explicarle razonablemente a un primer edil de un pequeño núcleo o de una pedanía que es imposible que su ayuntamiento asuma los costes de un auditorio? Imposible, es ponerse ellos a recrear en su mente el día de la inauguración con banderas, confettis y banda de música municipal y, rápidamente, se enfrascan en la ardua tarea, aunque sea a costa de dejar las arcas más limpias que una patena.
De todas maneras, ya que el Ejecutivo se pone manos a la obra en controlar ese dislate económico, tampoco estaría de más que se vigile también lo que hacen las autonomías, por ejemplo con las propias televisiones. Los números también cantan que es una barbaridad cuando se miran y se escrutan las cuentas de las teles autonómicas. El abismo y el agujero negro en el que se han convertido hace preciso su cierre o, en términos menos drásticos, que sean privatizadas. Y es que hay ejemplos para aburrir de plantillas sobredimensionadas, donde llega a trabajar más gente que en la propia RTVE.
Y ya puestos a ajustar el gasto, pues tampoco estaría de más que desde el propio Ejecutivo se dé ejemplo y se proceda a un recorte drástico en coches oficiales, business class y, por supuesto, que a senadores y diputados nacionales no se les sigan regalando más móviles o más ipads, que los paguen de su bolsillo como hace todo hijo de vecino. Y es que a veces no basta con marcarle a los más pequeños el buen camino, sino que debe ser papá Estado quien empiece por dar ejemplo.
2 comentarios
Máximo Medina -
Maria Hernandez -
Yo al menos no la veo nunca, mas que nada es que no aprecio la diferencia.
Bueno es que no soy tampoco como la princesa del cuento que notaba un garbanzo bajo su colchón!
@MMariaHs