Esos malévolos mercaderes del templo
Dicen que con la Iglesia hemos topado y en este caso, con la liberalización de horarios comerciales en la Comunidad de Madrid, el verbo se hizo carne. Claro, también habrá que poner en tela de juicio si el obispo de Alcalá de Henares, el señor Juan Antonio Reig Plà, el mismo que arremetió contra los gays, puede hablar en nombre de toda la institución. Y es que cada vez que alguno de estos personajes con sotana barroca alzan la voz por encima de su alzacuellos es para liarla a lo grande y para meterse en camisa de once varas. Todo, por supuesto, con tal de no centrarse en el verdadero debate, que es cuándo se modernizará la institución eclesiástica.
El obispo complutense se apoyó en unas palabras del Papa Benedicto XVI para criticar la medida puesta en marcha por la región madrileña: "Los cristianos, en cierta relación con el sentido del sábado en la tradición judía, han considerado el día del Señor también como el día del descanso del trabajo cotidiano. Esto tiene un significado propio, al ser una relativización del trabajo, que debe estar orientado al hombre: el trabajo es para el hombre y no el hombre para el trabajo. Es fácil intuir cómo así se protege al hombre en cuanto se emancipa de una posible forma de esclavitud". Y añadió que "esto tiene perniciosas consecuencias de la liberalización de horarios para los trabajadores y sus familias, especialmente en lo que se refiere a la libertad religiosa y la convivencia familiar".
Sinceramente, en pleno siglo XXI, con una sociedad muy cambiada, muy evolucionara y, en el caso de España con casi seis millones de parados, hablar de que hacer trabajar a una persona en domingo es casi sinónimo de esclavitud no es que me parezca fuerte. Sencillamente, es peregrino. El señor obispo aún no se ha percatado de cuántas profesiones tienen que trabajar domingos, festivos y fiestas de guardar: el médico, el policía, el piloto, el conductor, el electricista, el fontanero, el quiosquero, el gasolinera, el barrendero, el camarero
Es decir, aquí trabaja hasta el apuntador. ¿Por qué entonces le molesta al obispo Reig que el comercio abra? ¿Teme perder las cuantiosas limosnas que suele acumular en sus homilías dominicales? Parece mentira que sea la propia Iglesia la que hable de la dignidad del trabajo y luego intente hacer pasar a los honrados comerciantes y empresarios como si fuesen los malévolos mercaderes del templo.
2 comentarios
Máximo Medina -
Maria Hernandez -
Quien le ha dicho a Monseñor que no se pueden compaginar ambas cosas?
Mejor haría en ponerse a hablar con esa fila de parados, casi 6 millones, nada menos, que seguro están deseando de encontrar un empleo, aunque sea en domingo, para no tener que llamar a su puerta pidiendo limosna.
@MMariaHs